Viernes, 27 de enero de 2006 | Hoy
Tres correntinos, hijos de funcionarios y de poderosos empresarios, están en la mira por el crimen de Ariel, en Ferrugem.
“El que le pegó, el que le tiró la piedra y el tercer amigo de ellos eran correntinos.” Bajo el seudónimo de Pablo, un joven cordobés que fue testigo del crimen de Ariel Malvino en Ferrugem, Brasil, relató los detalles de la pelea que involucró a un grupo de muchachos correntinos. Aunque la policía brasileña ya identificó con datos precisos a los siete jóvenes que se supone participaron en la golpiza directa o indirectamente, Interpol Argentina aún no recibió ningún pedido de detención. De acuerdo con el relato de Pablo, unas chicas porteñas que presenciaron la pelea y conocían al grupo de agresores aseguraron que eran correntinos. Desde hace unos días, en Corrientes, el caso es motivo de comentarios. “Son hijos de gente poderosa, algunos son de funcionarios”, reveló a Página/12 una fuente judicial.
El relato de Pablo, publicado por el diario cordobés La Voz del Interior, describe la pelea que derivó en la muerte de Ariel Malvino. El 19 de enero pasado, Pablo se encontraba en un bar en la calle principal de Ferrugem, frente a la disco Bali, junto a unos amigos cordobeses y unas chicas porteñas que habían conocido allí. “Vimos a tres pibes grandotes que pasaban corriendo –dijo durante la entrevista–. Se pararon y empezaron a trompearse con unos tipos que creo que eran brasileños, frente al boliche Bali. Después nos enteramos de que eran correntinos.”
Pablo agregó que lo supieron porque las chicas ya los conocían del verano anterior, y dijeron que tenían fotos con ellos y las direcciones de correo. “¡Vos vieras cómo pegaban! Durante 20 minutos estuvieron dándoles a los otros.” También dijo que “el porteño (Malvino) se metió a separar” y que uno de los correntinos, “un rubio de pelo larguito que estaba chupado, quiso pegarle. El porteño se tiró para atrás y no vio que otro correntino, de pelo negro corto, le pegó en la cara. No lo empujó, fue una piña. El pibe cayó al suelo. La cabeza dio un golpe tremendo. Después vino ese reverendo hijo de puta que le tiró la piedra encima”.
Según Pablo, las chicas, asesoradas por un familiar que es abogado, presentaron ante la policía todos los datos que tenían de los agresores.
El relato de la pelea difiere con otra versión con la que cuenta la policía brasileña: la investigadora Roxana Cándido, de la Delegación de Policía de Garopaba. “No fue una pelea entre barras –confió Cándido– sino un grupo de muchachos correntinos que comenzaron a provocar a Ariel. Luego entre todos lo atacaron y golpearon salvajemente, y al caer el muchacho murió.”
Pablo desmintió que los agresores fueran cordobeses y rugbiers. Entretanto, en Corrientes, la calle se cubre de rumores. “Hay gente del poder, hay alguno que está vinculado con una secretaría del gobierno de la provincia. Hay uno que lo echaron de Estados Unidos por robar unos anteojos en un viaje a Disney –confió a este diario un correntino que prefirió mantener el anonimato–. Cuando empezó a circular la versión de que habían sido ellos a nadie le sorprendió que se hubieran agarrado a piñas porque acá lo hacen todos los días.”
“El grupo de correntinos que participó del hecho está perfectamente identificado –aseguró la funcionaria brasileña–. Tres tienen responsabilidad directa en la muerte. Por el momento, todos son sospechosos y están identificados, con nombre, apellido y dirección.”
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