“Hasta en Praga estuvieron con tres metros de agua.” El gobernador de Salta, Juan Carlos Romero, sorprendió ayer cuando intentó comparar el drama de los pobladores de Tartagal y la torrentada del río Seco con la inundación sufrida hace un año en el casco histórico de Praga, República Checa. Para completar el cuadro, aseguró que el desastre (del río Seco) “por supuesto que no se podía prever”. Darío Valenzuela, intendente de Tartagal, respondió que “las obras se podrían haber previsto hace 25 años”.

Romero cargó contra el periodismo al que acusó de distorsionar la realidad de los hechos. Las autoridades sanitarias salteñas detectaron ayer siete casos de dengue en la población de Yacuiba y uno más en Pocitos Argentinos, a 60 kilómetros de la Praga argentina y a más de 15 mil kilómetros de la Tartagal checa.

“Por supuesto que no se podía prever” el desastre del río Seco, aseguró ayer Romero, sin que le tiemble la voz ni el color de sus mejillas. “A veces los movileros de la Capital magnifican las cosas –acusó– porque parece que se dan cuenta que hay pobres en el interior del país.”

Romero afirmó que “son fenómenos que suceden cada 20 años y uno nunca sabe cuándo le van a tocar. La última lluvia grande había sido en el ’84, y después la gente vivió tranquila. Y hasta en Praga estuvieron con tres metros de agua en la zona histórica, el año pasado”, dijo el gobernador. Agregó que “hay cien mil personas en Tartagal que no viven ningún problema y 500 familias que viven a la orilla del río. Por 30 años no se conocen registros de lluvias tan grandes. Y por ese tiempo pudieron vivir tranquilos en ese lugar”.

La respuesta vino desde la propia Tartagal. Su intendente, Darío Valenzuela, cuestionó al gobernador: “Las obras se podrían haber previsto hace 25 años –dijo a Página/12–, cuando se hizo la primera canalización del río, y hoy no tendríamos problemas. Lo que sucede es que acá nunca hubo inversión sino desinversión. Nunca se consideró a Tartagal como lo que es, la primera ciudad de la provincia después de la capital, con 70 mil habitantes y el centro de la actividad gasífera. El gran problema que va a surgir es la cuestión habitacional. No hay dónde ubicar a tanta gente que fue evacuada y algunos de ellos recibieron viviendas de planes que ya estaban asignados. Se va a generar un conflicto y no hay políticas claras al respecto por parte de la provincia.” Valenzuela se refería a los ya 750 evacuados que provocó el desastre.

Ayer, aprovechando que no se habían registrado lluvias, decenas de operarios trabajaban en las orillas del río Tartagal, colocando bolsas de arena para proteger ambos márgenes de nuevos derrumbes, especialmente en el puente carretero que cruza la ciudad. También se colocaban caños, para evacuar agua de la base del puente, para que no resulte afectado nuevamente por las lluvias.

Por otro lado, autoridades sanitarias de Tartagal informaron que ya se detectaron siete casos de dengue confirmados por laboratorio en la localidad de Yacuiba y uno más en Pocitos Argentinos.

El coordinador del área de prevención y tratamiento del dengue del Hospital Tartagal, Rodolfo Nazar, aseguró a la agencia Télam “que en Yacuiba, segunda localidad en la frontera con Bolivia, hay 43 casos sospechosos de dengue de los cuales, siete ya fueron confirmados”.

En el departamento de Orán, unas 300 personas de una comunidad originaria que reside en las márgenes del río Blanco, fueron evacuadas la noche del sábado por la crecida del río. “Lo que pasó aquí fue desesperante, terrible. El agua entraba en las casas por todos lados y no sabíamos qué hacer”, dijo la titular de la comunidad, Gregoria López. Para contener el avance de las aguas los vecinos colocaron defensas con bolsas de arena.