SOCIEDAD › LOS EXPERTOS DE LA OPS QUE MONITOREAN EL PROGRAMA

“Los pacientes deben salir”

“Los procesos de asimilación de la sociedad a las personas con trastornos mentales son lentos, llevan muchos años de trabajo. Pero hay que afrontarlos”, consideró el doctor Hugo Cohen, asesor subregional en salud mental para Sudamérica de la OPS, uno de los evaluadores del proceso en el Hospital Cabred, junto a Itzhal Levav, coordinador regional del programa salud mental del organismo. Ambos dialogaron con Página/12 acerca de las nuevas tendencias en el tratamiento de las patologías psiquiátricas.

–¿Qué cambios hubo en los últimos tiempos con respecto al abordaje de los problemas de salud mental?

I.L.: –A partir de un informe que se trató en una asamblea de la Organización Mundial de la Salud en 2001, con la participación de 159 países, se concluyó que es necesario tener diversas posibilidades de atención en salud mental más allá de las existentes. Tiene que crearse un sistema de atención en comunidad que sea superador del hospital. Parte del esfuerzo debe estar orientado al refuerzo de las familias de los pacientes y a la atención de sus necesidades. Hay una relación inversa entre clase social y psicosis, que son más frecuentes en las clases más bajas. Eso manifiesta una necesidad de intervenciones micro en las situaciones de pobreza.

H.C.: –Debe haber un trabajo de externación, pero con un criterio lógico. En algunos países se cerraron hospitales y los pacientes quedaron abandonados, sin atención.

–¿Cuáles son los inconvenientes para cambiar el esquema impuesto?

H.C.: –En todos lados hay un componente de corrupción, muchos directores no quieren el cambio porque pierden el manejo de grandes sumas de dinero. A lo que hay que sumar la resistencia de quienes trabajan dentro los hospitales que temen perder su trabajo, pero deben tener en cuenta que paralelamente debe desarrollarse toda una red de servicios para reemplazar al hospital. Por otra parte, nos topamos con la falta de formación en los profesionales. Es necesario desterrar la idea de que en el encierro de un hospital puede prepararse a un paciente para volver a la vida cotidiana. La vida cotidiana sólo es reproducible en ella misma, el paciente debe salir.

–También hay un prejuicio con respecto a quienes padecen alguna enfermedad mental y cierto miedo.

I.L.: –Sí. Pero está comprobado que los enfermos mentales que estuvieron internados y que luego fueron externados y acompañados en comunidad son mucho menos peligrosos que aquellos a quienes llamamos normales. Por otra parte, el estigma deriva en parte de la falta de atención que responde a varios factores: la falta de servicios, la ausencia de acciones de información y educación del público con respecto a qué servicios puede acceder, y la infraestructura deficiente o, ¿usted se internaría en este hospital? –pregunta a la salida de la centenaria Open Door.

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