Martes, 1 de agosto de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › CONSAGRADA POR ESTUDIOS SOBRE VIRUS
Andrea Gamarnik descubrió el mecanismo molecular por el que el virus del dengue se replica. Ahora, el trabajo será tapa de Genes & Development, una prestigiosa revista científica.
Por Adrián Paenza
Miles de argentinos hacen o hicieron (me incluyo) una cola larguísima en las puertas de la Embajada de Estados Unidos con el sólo propósito de conseguir una visa de turista. Muchos más, de las personas que actualmente viven en Estados Unidos, tratan de conseguir casi de cualquier forma la famosa green card o “tarjeta verde”, y hasta están literalmente dispuestos a pagar para salir de su condición de ilegales. Mientras todo esto sucede, hace un par de años, en la Argentina se produjo el siguiente diálogo en una de las ventanillas dentro de esa misma embajada: “Vengo a devolver este documento”, dijo Andrea Gamarnik. “¿Perdón?”, la miró intrigado el joven que la atendía. “Se debe haber equivocado. Esta es la tarjeta verde”, dijo casi con misericordia. “Sí, lo sé. La vengo a devolver”, siguió Gamarnik convencida.
Llamaron al cónsul, porque nadie lo podía creer. Pero pasó. Y no fue una cosa abrupta ni impulsiva. Andrea Gamarnik es una bioquímica argentina, nacida en Lanús, que vivió casi ocho años en Estados Unidos, más precisamente en San Francisco, donde hizo un curso de post-doc en la Universidad de California. Hoy es jefa de Virología Molecular de la Fundación Instituto Leloir.
Gamarnik quería obtener un subsidio que la ayudara a investigar en el tema que le apasiona: entender cómo se replican los virus, en particular el del dengue. Pero claro, para poder conseguir la beca que ella quería, la institución HHMI (Howard Hughes Medical Institute, una de las más famosas del mundo), que es quien pone el dinero, pide que los científicos que se presenten vivan fuera de los Estados Unidos y –además– devuelvan la green card(*).
Andrea no tenía garantías de qué sucedería con su pedido. Corría el riesgo de devolver la tarjeta, renunciar a su puesto en San Francisco, volver a la Argentina, salir a buscar empleo (de investigadora, nada menos) y perder. Lo pensó una semana, dudó mucho, pero se decidió.
Como usted ya intuyó, Andrea ganó la beca de quinientos mil dólares y se dedicó a trabajar en algo infrecuente en países como los nuestros: la replicación del virus del dengue. Este virus es un serio patógeno humano que infecta alrededor de 50 millones de personas por año, causando 25 mil muertes, especialmente en Latinoamérica y Asia.
“Elegimos este virus como modelo, porque se sabe poco de su biología, y como consecuencia de esto no se dispone de vacunas ni medicamentos para controlar las infecciones”, dice Gamarnik.
Sin embargo, esto sería una noticia vieja. De hecho, los diarios nacionales ya se ocuparon del tema hace un par de años. Lo nuevo, de hoy 1º de agosto, es que Andrea Gamarnik y su equipo lograron algo excepcional. La prestigiosísima revista Genes & Development (“Genes y Desarrollo”), publicará en la tapa de su próximo número, el que saldrá a mediados de este mes, un artículo que presenta una innovación, una novedad, un descubrimiento.
“En nuestro trabajo descubrimos el mecanismo molecular por medio del cual el virus del dengue puede replicar su material genético en una célula infectada”, me cuenta. “Pero tuve que pelear para que lo publicaran. La primera respuesta de la revista, cuando envié el artículo, fue negativa. Nos dijeron que no les interesaba lo que habíamos hecho. Pero la respuesta fue tan rápida, menos de 24 horas, que dudé incluso de que alguien se hubiese tomado el trabajo de leerlo. Después de insistir, sosteniendo que nuestro trabajo era del mejor nivel, el artículo fue enviado a los referís que evalúan el contenido y la calidad”, dice casi sin parar mientras camina por las calles de Chicago, sin prestar atención al bullicio de un sábado por la mañana ni al calor insoportable. Y sigue: “Para nuestra sorpresa, el trabajo fue aceptado con mucho entusiasmo y halagos”.
Andrea Gamarnik estuvo en Estados Unidos hasta la semana pasada, sólo que esta vez fue para visitar distintas instituciones. Fue invitada especialmente al Congreso Internacional de Virología, realizado en la Universidad de Madison, Wisconsin. Después, estuvo en la Universidad de Chicago, exponiendo de 8 de la mañana a 6 de la tarde, con un grupo diferente de científicos interesados en lo que hace, en charlas de 45 minutos. Al día siguiente, luego de compartir interminables charlas con otra científica argentina excepcional, la entrañable Lucía Rothman-Denes, radicada en Estados Unidos hace casi 40 años, se fue a San Diego, donde fue ovacionada por su aporte novedoso y creativo.
Un acuerdo de confidencialidad le impedía contar públicamente lo que le brotaba por todos lados: el orgullo por el trabajo, por su grupo, por estar en el país y obligar al mundo de la virología a mirar para este lado. Y haber derrotado al establishment que la miraba con ojos raros, por ser mujer, por venir de afuera y ni siquiera vivir en el mundo desarrollado.
(*) Las becas internacionales de investigación que otorga el HHMI distribuyen alrededor de 18 millones de dólares por año entre 42 científicos que ellos consideran excepcionales. En el año que Andrea Gamarnik obtuvo la suya, también ganaron el mismo reconocimiento el doctor Hugo Luján, del Instituto de Investigaciones Médicas Mercedes, y Martín Ferreyra, de Córdoba. A cada uno le corresponden aproximadamente 500.000 dólares.
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