Al cumplirse 13 años de la Masacre de Wilde, en la que un librero, un remisero y sus dos pasajeros fueron asesinados a balazos por una comisión policial que los habría confundido con ladrones, familiares de las víctimas continúan con su reclamo de justicia, ya que ninguno de los policías involucrados está detenido.

Familiares del librero asesinado en esa oportunidad, Edgardo Cicutín, aseguraron que “seguimos reclamando justicia, en este país o desde otro y estamos convencidos de que no hay democracia sin una justa justicia”.

En la tarde del 10 de enero de 1994, el librero Cicutín, el remisero Norberto Corbo y sus dos pasajeros Héctor Bielsa y Gustavo Mendoza fueron asesinados a balazos en la avenida Mitre, cerca del parque Domínico, en Wilde, por once policías de la ex Brigada de Investigaciones de Lanús que, argumentaron, los confundieron con ladrones. La brigada policial que actuó en esa oportunidad estaba comandada por el entonces comisario Juan José Ribelli.

Corbo, de 31 años, hacía cinco meses que trabajaba como remisero. Tenía un hijo de 5 años y otro de 3. Cicutín era casado y padre de dos chicos, una nena de ocho años y un nene de ocho meses. Las otras dos víctimas no tenían ocupación fija. Durante el juicio oral y público realizado años después se estableció que uno era informante policial y el otro contaba con antecedentes por drogas.

“Nadie, desde los gobiernos que fueron pasando desde hace 13 años, pudo hacer nada, mucho menos las personas que imparten justicia, muchísimo menos los cómplices de aquellos asesinos, que sabiendo lo que pasó, se callan”, dijeron los familiares.