Viernes, 18 de mayo de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › ADVERTENCIA EN EE.UU. SOBRE LOS ANTIDEPRESIVOS
El organismo de control de EE.UU. alertó que los antidepresivos aumentan el riesgo de suicidio en personas de hasta 24 años.
Por Pedro Lipcovich
Los medicamentos antidepresivos incrementan el riesgo de suicidio, por lo menos para las personas de hasta 24 años y en especial durante las primeros meses del tratamiento: así lo estableció la FDA, autoridad sanitaria de Estados Unidos, y dispuso que los fármacos de ese tipo deberán llevar, en forma destacada, una advertencia que así lo indique. El organismo ya había establecido una precaución similar para niños y adolescentes de hasta 18 años. La medida se aplica a todos los medicamentos antidepresivos, sin excepción. El mismo organismo, no obstante, señaló que, en mayores de 65 años, los antidepresivos disminuirían el riesgo de suicidio y recordó que “la depresión y otros desórdenes psiquiátricos serios constituyen en sí mismos las causas más importantes de suicidio”.
“La FDA (Drug & Food Administration) ha solicitado a los fabricantes de todos los fármacos antidepresivos actualizar el ya existente black box de sus productos para advertir acerca del riesgo incrementado de pensamientos y conductas suicidas en adultos jóvenes de entre 18 y 24 años, durante los primeros meses del tratamiento”, anunció ese organismo, a cargo del control de los productos farmacéuticos en Estados Unidos. El black box es un recuadro destacado en el prospecto y expresa la más fuerte advertencia que la FDA pueda imponer sobre un medicamento. El organismo destacó que la advertencia debe aplicarse “a la totalidad de los medicamentos antidepresivos”.
La FDA puntualizó que los estudios a corto plazo no muestran hasta ahora ese mismo riesgo para mayores de 24 y que, a partir de los 65 años, por el contrario, “la toma de antidepresivos se traduce en una disminución del riesgo de suicidio”. Por lo demás, “la depresión y otros desórdenes psiquiátricos serios constituyen en sí mismos las causas más importantes de suicidio”.
En 2005, luego de advertir sobre el riesgo de suicidio en niños y adolescentes de hasta 18 años (ver recuadro), la FDA había emprendido una revisión de 295 ensayos clínicos sobre antidepresivos, que abarcaban 77.000 pacientes “con desorden depresivo mayor y otros desórdenes psiquiátricos, a fin de examinar el riesgo de suicidio en adultos a quienes se había prescripto antidepresivos”: como consecuencia, “el Comité Asesor en Drogas Psicofarmacológicas de la FDA acordó que eran necesarios cambios en el etiquetado a fin de informar acerca del riesgo incrementado de suicidio en adultos jóvenes que usaban antidepresivos”.
Para los pacientes y sus familiares, la FDA recomienda “nunca interrumpir una medicación antidepresiva sin consultar primero a su proveedor de salud”, ya que “interrumpir repentinamente una medicación antidepresiva puede causar otros síntomas”. La entidad señala también que “los pacientes y sus familias debieran considerar todas las opciones de tratamiento, no sólo el uso de antidepresivos”. Además, “los medicamentos antidepresivos tienen otros efectos colaterales” y “pueden interactuar con otras medicinas”.
Alberto Monchablón, vicepresidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP), consultado sobre la disposición de la FDA, sostuvo que “es al revés: el riesgo de suicidio se incrementa cuando no se dan antidepresivos”.
–¿Se equivoca la FDA, entonces? –preguntó Página/12.
–No puedo opinar sobre la FDA. Digo lo que yo creo y es que la gran mayoría de la gente que se mata es porque no fue tratada o no tuvo suficiente tratamiento con antidepresivos. Claro que el tratamiento debe ser integral, incluyendo psicoterapia y psicoeducación familiar –contestó Monchablón.
–La FDA se basó en estudios sobre los primeros meses de tratamiento con antidepresivos.
–Me parece bien tener prevenciones con cualquier antidepresivo. Pero si uno va a meter miedo en el prospecto, se genera un conflicto con los psiquiatras –afirmó Monchablón–. Si yo le tengo que dar un antidepresivo al paciente y le están diciendo que hay riesgo de que se mate, me están trasladando un problema. Yo no creo mucho en que el antidepresivo desinhiba hasta el nivel de que uno se mate. Por supuesto, si uno receta un antidepresivo, hay que controlarlo: ver al paciente, hacer control telefónico, citar a la familia.
Para el vicepresidente de la AAP, “las regulaciones de la FDA están ligadas a la cultura norteamericana, que no es la nuestra. Si uno lee el prospecto de cualquier antidepresivo, se quiere morir por la cantidad de cosas que dicen que puede producir. Pero esas complicaciones ridículas no aparecen jamás. Además, los pacientes o los familiares se meten en Internet y vienen a tomarle examen al médico. No me parece que el paciente deba tomarle examen a uno: uno da examen en la facultad, ante sus pares”.
En cambio, según el médico psicoanalista Sergio Rodríguez –consultor en la entidad Psyché Anudamientos–, “es sabido que el momento más peligroso de una depresión es cuando comienza la salida: entonces el que estaba bajoneado, paralizado, empieza a sentirse con cierta fuerza, y, cuando le aparecen ideas suicidas, puede disponerse a llevarlas a la práctica. Por eso es esencial un seguimiento psicoterapéutico o, mejor, psicoanalítico. Cuando el seguimiento es sólo por la vía de la medicación, se agudiza el riesgo”.
Para Rodríguez, además “en la Argentina los antidepresivos se están usando fuera de criterio, para cualquier cosa, a causa de la publicidad de los laboratorios y de una cierta corruptela entre psiquiatras y médicos generalistas a partir de las prebendas que ofrecen las empresas. Hay situaciones donde, sí, corresponde usar un antidepresivo, pero son casos particulares que hay que seguir muy de cerca”.
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