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“La conducción está a favor de la aceptación de la nueva oferta”

Después de más de dos meses de protestas, los docentes de Santa Cruz decidirán hoy en un congreso si aceptan el aumento de 161 a 500 pesos del básico. La dirigencia dijo que es un buen punto de partida.

 Por Nora Veiras

“La conducción está a favor de la aceptación de la nueva oferta salarial. Es un punto de partida para empezar a discutir. Rompimos una política salarial de decretazo, se fue un gobernador, un ministro, pusimos 14 mil personas en la calle...” El secretario adjunto de la Asociación de Docentes de Santa Cruz, Eduardo James, sintetizó así ante Página/12 su optimismo. La propuesta de elevar el básico de 161 a 500 pesos, aumentar en 200 pesos el inicial, blanquear todos los items y dejar sólo el presentismo de 250 pesos en negro fue anunciada por el oficialismo, a pesar de la continuidad de la huelga y el rechazo a la conciliación obligatoria. Después de más de dos meses de conflicto, las asambleas del interior de la provincia se mostraron proclives a aceptar la fórmula y reanudar las clases. En Río Gallegos y Caleta Olivia, la resistencia era mayor. Hoy, el congreso del gremio decidirá si da el visto bueno o no a las negociaciones que monitoreó en Buenos Aires el propio presidente Néstor Kirchner.

Siete puntos son la clave para encauzar el diálogo. Tal como anticipó este diario, además de los 500 pesos de básico se promete un aumento de 200 pesos neto por cada cargo o su equivalente en horas cátedra. El punto que más idas y vueltas desató fue el que debía explicitar qué se hará con la devolución de los salarios caídos y con la recuperación de los días de clase perdidos. Una comisión entre Adosac y el Consejo Provincial de Educación tendrá quince días para decidir cómo conciliar ambas variables. El no descuento de los días no trabajados en mayo y la discusión de los de abril quedó flotando en el prolongado encuentro de anteayer en el Ministerio de Trabajo de la Nación, pero quedó indefinido. Desde la cartera educativa nacional desmintieron que se hubiera evaluado la posibilidad de recuperar clases los sábados. La experiencia ya mostró el fracaso de esa alternativa.

El obispo Juan Carlos Romanín sumó su voz para que se llegue a un acuerdo y se normalice la vida escolar en la provincia que gobernó Kirchner entre 1991 y 2003. “La paz social se ha quebrado por esta dilatación tan grande que tuvo el conflicto”, dijo y opinó que “rehacer los vínculos va a costar mucho. Hay que aceptar este desafío y la posibilidad de construir algo diferente con un diálogo más maduro, más abierto, más sincero. Las realidades nos tienen que llevar a un clima de reconciliación”. Después de semanas de cruces de acusaciones entre el gobierno nacional y el obispo, apenas asumió Daniel Peralta –sucesor de Carlos Sancho que renunció tras la represión policial a los municipales–, elogió a Romanín y le pidió que mediara para tratar de encontrar una solución a la protesta.

El 5 de marzo, en Santa Cruz, las clases se iniciaron con un paro de 48 horas, hubo manifestaciones frente a la casa del Presidente y la solidaridad del obispo con los docentes irritó a la Rosada. Desde entonces, el crescendo del conflicto puso en evidencia la ausencia de toda negociación y de toda conducción provincial. En 1991, la Ley de Emergencia Económica suspendió las paritarias y desde entonces los salarios básicos del sector público quedaron congelados, las recomposiciones fueron acumulando sumas fijas no remunerativas que abultan los sueldos de bolsillo, pero distorsionan toda la escala. Peralta prometió ahora reabrir las paritarias y rediseñar la composición de los sueldos.

Los docentes empezaron los reclamos con el básico más bajo del país, 161 pesos; si se acepta la oferta de 500 pesos (y un inicial de poco más de 2000) llegarán ahora al pelotón de las diez primeras provincias con básicos superiores a 500 –Chubut tiene el básico más alto con 700 pesos, La Pampa con alrededor de 600–. “Nos aumentan el básico más del 200 por ciento”, repetía un dirigente de Adosac, expectante por la decisión final de las asambleas pero convencido de la necesidad de aceptar la oferta “como punto de partida” y deslizaba que, de prolongarse las medidas de fuerza, corrían el riesgo de perder el apoyo social.

Hoy, el congreso de Adosac votará la aceptación o rechazo a la propuesta. Pedro Muñoz y Mónica Galván llegaron anoche a Río Gallegos con la carilla y media que le da forma al nuevo salario. Desde temprano, en el interior de la provincia, las asambleas leían y releían el resultado de horas de negociación piloteadas por el ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada. Si deciden dar vía libre a la fumata blanca, el lunes se firmaría el acta-acuerdo en la ciudad de Buenos Aires y los alumnos volverían a las aulas. En el medio se develó la intransigencia oficial que llevó a instalar la huelga santacruceña al tope de la agenda nacional.

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El secretario general de Adosac, Pedro Muñoz, escoltado por el dirigente de Ctera, Tito Nenna.
Imagen: Pablo Piovano
 
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