Sábado, 8 de septiembre de 2007 | Hoy
SOCIEDAD › LOS PADRES FUERON ACUSADOS DE MATAR POR ACCIDENTE A LA NIÑA
La Justicia portuguesa los imputó como sospechosos. La pareja había denunciado un secuestro y promovió una campaña mundial.
Las peores dudas empiezan a tener cuerpo en el misterioso caso de Madeleine, la niña británica desaparecida en mayo en Portugal: ayer sus padres, Kate y Gerry McCann, fueron imputados como sospechosos de haber matado accidentalmente a la pequeña. La Justicia portuguesa está lejos de tener confirmada efectivamente la responsabilidad de ellos en el episodio, pero ya hay muestras del estupor que provocó la novedad. Ayer fueron abucheados cuando entraban y salían de declarar. Es que el matrimonio denunció el caso como un secuestro, motorizó una campaña internacional para su búsqueda, recibió donaciones de varios países y muestras de apoyo de figuras de trascendencia mundial, incluido el Papa. Ahora, no está descartado que terminen presos.
La familia ahora sospechada salió a refutar con dureza las acusaciones. “Creen que tienen pruebas para demostrar que, de alguna forma, los padres estuvieron implicados en la muerte de su hija, lo que, por supuesto, es completamente absurdo. Sugirieron que se encontró sangre en un coche que (los McCann) alquilaron 25 días después de que Madeleine fuera secuestrada”, afirmó la portavoz, Justine McGuinness.
Los investigadores portugueses sospechan que las manchas de sangre encontradas en la habitación y el baúl del auto que alquiló el matrimonio pertenecen a Maddie.
De todos modos, la policía judicial no quiso confirmar las filtraciones según las cuales los análisis realizados en el Servicio Científico Forense de Birmingham habrían confirmado que los restos de sangre hallados en el departamento y en el baúl del coche eran de Madeleine. Además, perros policía británicos detectaron olor a cadáver en otros objetos personales de la madre recogidos por la policía (unas camisetas, unas braguitas y Cuddle cat, el osito de la niña que la mujer porta a todas partes). Estos objetos fueron analizados por la policía, que tampoco reveló aún los resultados.
Estos indicios desmienten la noticia publicada hace varias semanas por el diario británico The Times, que aseguraba que el ADN de la sangre encontrada por los investigadores no se correspondía con el de la pequeña desaparecida.
La policía parecía ayer más cerca que nunca de demostrar su tesis oficiosa: que Madeleine murió la noche del 3 de mayo en el departamento del Ocean Club (probablemente a causa de un accidente o de un homicidio involuntario) y que sus padres y sus amigos (tres parejas de británicos que cenaron esa noche en el restaurante con ellos y que, según dijo la prensa portuguesa, bebieron 14 botellas de vino) decidieron fingir un rapto para ganar tiempo y hacer desaparecer el cuerpo de la pequeña. La policía sospecha que los padres administraron somníferos a los niños y que Maddie pudo morir a causa de una sobredosis.
La confusión y la falta de datos fiables siguen siendo, de todos modos, el elemento esencial de este trágico caso que desbordó cualquier previsión sensata. En realidad, lo único que parecía cierto anoche es que los expertos forenses de Birmingham, que tardaron un mes en analizar las muestras tomadas en el departamento de Praia da Luz después de que perros británicos enviados al Algarve hallaran los vestigios de sangre, mandaron sólo un avance de los resultados a la policía portuguesa. Y que el anticipo bastó, de momento, para cambiar la manera de actuar de los investigadores.
Hasta ahora, los padres de Maddie habían sido llamados a declarar juntos y de manera informal. La policía portuguesa siempre se había referido a ellos como “víctimas y testigos”. Ahora, fueron llamados de a uno. Ella declaró nueve horas el jueves y siete ayer. El lo hizo ayer durante ocho horas.
Todo en el caso Madeleine está rodeado de misterio. Aún no se sabe qué sucedió con la pequeña británica de cuatro años que desapareció mientras dormía junto a sus dos hermanos mellizos en los departamentos turísticos Ocean Club, en la pequeña localidad de Praia da Luz, en el Algarve portugués. A la primera tesis de que podía haber sido secuestrada le sucedió la teoría de que la pequeña Madeleine está muerta, una hipótesis que, según la policía portuguesa, “prevalece” sobre las demás.
La policía investigó durante tres meses el posible rapto de la niña, bien para fines sexuales o para la adopción. La noche de la desaparición de Madeleine y en días posteriores se rastreó toda la zona. Se montó un despliegue sin precedentes. En total más de 1000 agentes de los diferentes cuerpos de policía portugueses, más de 100 civiles coordinados por las autoridades, barcos, helicópteros, perros... Todos peinaron la zona en un radio de 15 kilómetros para encontrar a Madeleine. La búsqueda no dio resultado.
Durante la investigación se identificó incluso a un posible sospechoso. Su descripción coincide con la de un hombre buscado en España por un presunto delito de violación. Nunca se lo encontró. También se habló de la posibilidad de que la niña hubiese sido trasladada a España. La frontera con Andalucía está a tan sólo dos horas en coche de Praia da Luz. Además, no se cerraron las fronteras hasta doce horas después de que se diese la voz de alarma de la desaparición de la pequeña.
Pasaron las semanas y la investigación no dio resultados. La policía identificó al británico Robert Murat, de 33 años y vecino de Praia da Luz, como sospechoso formal del caso, lo interrogó varias veces y lo dejó en libertad. El hombre, que vive con su madre a pocos metros del lugar donde desapareció la niña, sigue siendo sospechoso –ya no el único–, pero aún se desconoce por qué.
Es la falta de resultados hacia la línea de investigación del secuestro lo que llevó a la policía portuguesa a replantearse el caso hacia la teoría del fallecimiento de la niña. Es entonces cuando los investigadores volvieron al departamento donde desapareció Madeleine. Examinaron las habitaciones ayudados por dos perros especialistas británicos entrenados para detectar el rastro de cadáveres e incluso de huesos humanos. Los dos perros detectan vestigios de sangre. La investigación dio un vuelco y las muestras de sangre se enviaron a un laboratorio de Birmingham para analizar el ADN. Ahora, esas pruebas se volvieron en contra de sus propios padres.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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