SOCIEDAD › DECLARO EL ACUSADO DE MATAR Y ENTERRAR A SU MUJER

“Me acuerdo de que me defendí”

Mario César Freiro, el hombre que estranguló a su mujer, levantó el piso del dormitorio matrimonial y la enterró allí mismo, rompió ayer el silenció en el juicio oral. “Ella me agredió, me tiró aceite, me quemé. En un momento cuando me quema y me viene a pegar, yo me acuerdo de que me defendí”, declaró Freiro ante el Tribunal en lo Criminal 4, de La Matanza. Luego de su testimonio, el fiscal Ariel Panzzoni solicitó en su alegato que sea condenado a la pena de reclusión perpetua por homicidio calificado por el lazo familiar. Mientras, la defensa pidió que sea absuelto, al sostener que no está probada “la causa de la muerte de la mujer”.

El caso se descubrió en marzo de 2005, cuando Pablo, entonces de 16 años, les contó a la policía y luego a la Justicia que siete años antes, en 1998, su padre, Mario Freiro, había asesinado a su madre. Su padre había fraguado una carta supuestamente escrita por la mujer, en la cual anunciaba que había decidido abandonarlo, porque estaba enamorada de otra persona. Durante todo ese tiempo, el hombre continuó viviendo allí, trabajando en su taller mecánico, sin despertar sospechas.

Al declarar por primera vez en la causa, Freiro dio su versión de los hechos, que coincidió en gran parte con lo que declaró el lunes su hijo Pablo. “Papá mató a mamá”, había afirmado el joven. Sin embargo, Freiro dijo tener una laguna y no recordar si él mató a su mujer. “Si me dicen le pegaste un tiro, no sé; si la apuñalaste, no sé; si murió del corazón, no sé; si la ahorqué, no sé”, aseguró.

Frente a los jueces Franco Fiumara, Gerardo Gayol y Jorge Multedo, Freiro hizo una introducción para explicar que la relación con su mujer, María De Luca, estaba quebrada porque ella había abandonado el hogar para irse con un amante. “Hasta me gritaban cornudo por la calle”, contó.

Tras la pelea, Freiro se fue de la pequeña casa de la familia, en González Catán. “Me quedé sin cigarrillos, y vuelvo a entrar, ella estaba en el suelo. Estuve un tiempo largo tratando de reanimarla. Soy Mario, hablame; hablame. Pasaron como tres o cuatro horas. Estaba muerta, dura y blanca como un papel”, relató el hombre. Cuando el fiscal Panzzoni le pidió que le explicara cómo reaccionó, el imputado reiteró: “Ella me agredió...”.

Luego, sí reconoció y confesó haber enterrado a De Luca debajo de la cama matrimonial. “Me asusté. No tenía a nadie a quién llamar. Si iba a la policía, van a decir que la maté. Pensé un millón de cosas distintas. Actué con locura y la sepulté en la habitación”, admitió.

El juicio oral y público pasó a un cuarto intermedio hasta el próximo lunes, cuando el tribunal dará a conocer su veredicto.

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