El 3 de diciembre de 2006, Martín Castellucci, un estudiante de veterinaria de 20 años, quiso ir a bailar con sus amigos a La Casona, un boliche de Lanús, en el conurbano sur. Pero a un amigo suyo no lo dejaron pasar y a él se le ocurrió pedir una explicación. Según los testigos, no hubo discusión: el patovica lo golpeó directamente. Con tal brutalidad que Martín murió tres días después en un hospital. En ese momento, una marcha en reclamo de justicia derivó en el incendio del local. Sus familiares y amigos repudiaron aquellos incidentes. Y más allá del duelo íntimo, convirtieron el dolor en una lucha colectiva contra “la violencia y el lucro como valores sociales”. Junto a profesionales, artistas y jóvenes crearon la Asociación Civil Martín Castellucci, con la que realizan trabajos de capacitación en derechos humanos con patovicas, llevan adelante campañas contra la discriminación junto al Inadi y acompañan a familiares de víctimas de otras tragedias. Ayer, a un año de aquella muerte, la fiscalía pidió que el patovica acusado sea sometido a juicio.

Se trata de José Lienqueo Catalán, quien fue personal de seguridad de La Casona, y que para la fiscal de Lomas de Zamora Marcela Juan fue el presunto asesino de Martín, muerto el 6 de diciembre de 2006. Juan pidió elevar a juicio la causa contra Catalán, que se encuentra detenido, por el delito de “homicidio simple”, ya que consideró probado que el “patovica” golpeó ferozmente a Castellucci.

Ese 3 de diciembre, la víctima pretendió ingresar a La Casona junto a un grupo de amigos, pero, según lo declarado por testigos, el personal de seguridad se lo impidió. Siempre de acuerdo con los testimonios, Castellucci protestó porque no le franqueaban el ingreso y fue entonces cuando Catalán le propinó un violentísimo puñetazo en la cabeza que lo tiró al suelo, golpe que habría sido el que causó la muerte. La familia lo acusa de ser “autor material del homicidio”. El dueño del local lo había contratado en forma independiente, por fuera del régimen de agencias, al igual que a Romano.

Las pericias indicaron que el joven murió “por fracturas de cráneo, contusiones y hemorragia cerebro-meníngea traumáticas”, producto de “un trauma directo a nivel de ambos labios, pudiendo corresponder a golpes de puño”.

Catalán fue procesado por el juez de garantías Daniel Viggiano, quien evaluó, entre otros elementos, que el acusado le admitió a un compañero que había matado a la víctima, lo que fue escuchado por el remisero que los trasladaba.

La familia acusa también a Jorge Romano, otro patovica de La Casona, el que negó el acceso al boliche al amigo de Martín, según los testigos, al discriminarlo por su condición socioeconómica. “No escuchó a Martín cuando preguntó por qué no dejaban pasar a su amigo y lo empujó. Luego Lienqueo golpeó al joven y él no intercedió”, explicó Oscar Castellucci, padre de Martín.

Castellucci también responsabiliza a Atilio Amado, gerenciador del boliche. Según la familia, “ejercía la discriminación en connivencia con la policía y el municipio”. “Y el intendente (saliente) Manuel Quindimil hizo caso omiso de una ordenanza por la que debió cerrar La Casona en 2005. No fue receptivo a nuestros pedidos. También la policía distrital de Lanús permitió actuar en forma discriminatoria y violenta al personal de seguridad de La Casona. De hecho, los dos efectivos que custodiaban ‘la seguridad’ de la avenida 25 de Mayo, en la esquina del boliche de Lanús, vieron el episodio y no actuaron. Se limitaron a correr a Martín de la puerta del local.” Ambos fueron separados de su cargo.

Ayer, a las 19, los familiares del joven asesinado marcharon desde la Cámara de Comercio de Lanús hasta la discoteca, para recordar a Martín.