SOCIEDAD › DIALOGO ENTRE ANTONIO ECHARRI Y FEDERICO ARIENTE
De charla tras el cautiverio
–Buenos días, Antonio –saludó Federico Ariente.
–Hola nene, ¿cómo te va? –se presentó Antonio Echarri.
Fue ayer en un programa de Radio Universidad de Córdoba y ése fue el comienzo de un diálogo en el que los protagonistas de los dos últimos secuestros resonantes discutieron sobre la visión que tienen de la inseguridad de la que fueron víctimas. Echarri aconsejó como a un hijo al cordobés que tras ser liberado esta semana salió a proponer la pena de muerte y el uso de armas como manera de combatir el delito. “Después se la van a encajar a los bobos, como en Estados Unidos, a los latinos y a los negros”, argumentó el padre de Pablo Echarri.
–La verdad que me puse muy contento y recé como todo el mundo. Yo también recé por vos, igual que toda mi familia. Estoy muy contento de que estés de nuevo con Pablo, que la verdad que es un maestro.
–Federico –aprovechó Echarri–, yo te pido que recapacites un poco porque yo te escuché, mientras estaba en cautiverio, eso de la cuestión de las armas. Seguí viviendo como hasta ahora, con tu noviecita, tu vieja, tu viejo, el mismo ritmo, laburando, y vas a ver que te va a ir mejor, hacele caso a un viejo gil.
Federico había dicho que después de su liberación había decidido salir armado a la calle para enfrentar cualquier agresión. Y también que en casos extremos debía contemplarse una ley que creara la condena a muerte para el culpable de determinados delitos.
–No. Yo no quiero la pena de muerte –insistió Echarri–. Si la pagan los giles... Después se la van a encajar a los bobos, como en Estados Unidos, a los latinos y a los negros.
–No sé, Antonio. Para mí, a ciertos y determinados casos, no por los nuestros, ya que dentro de todo salimos ilesos y estamos de nuevo con nuestras familias que nos quieren y podemos contarlo, pero hay casos, como el de Diego Peralta y un par más. La verdad, yo creo que esas familias, la desean y la necesitan.
–Lo que yo quiero es que las penas que se den, se cumplan, que no haya corruptos, eso es lo principal –pidió Echarri.
–Si directamente se va a la muerte, el miedo a robar o a quitarle la vida a alguien, no es lo mismo. Entonces puede disminuir a lo mejor un poco algo, porque la verdad que esto ya no tiene límite –contestó Ariente.