“Hasta el momento hay una deuda pendiente entre los que nos dedicamos a la sismología: no existe ninguna escuela que pueda prevenir con exactitud dónde, cuándo y la magnitud que puede llegar a tener cualquier movimiento del terreno. Las técnicas de medición se utilizan solamente para pronosticar ciertos acontecimientos. Pero no es algo que les sirva a los políticos y gobernantes para evacuar poblaciones.” La reflexión es del licenciado Mario Araujo, jefe del Departamento de Investigaciones Sismológicas del Instituto de Prevención Sísmica Argentina (IPSA). En diálogo con Página/12, Araujo aseguró que el geólogo italiano (Gioacchino Giuliani) utilizó una de las posibles técnicas para “estimar un pronóstico. Ante la falta de conocimiento científico y tecnológico sobre todos los parámetros que dominan la tierra, no hay una manera de unificarlos para lograr una previsión perfecta”.

Según el investigador del IPSA, en las zonas de mucha actividad sísmica, “una de las técnicas actualmente más utilizada por los científicos es la medición del gas radón que se encuentra en el subsuelo e incrementa su densidad cuando hay movimientos terrestres”. Para Araujo, no obstante, ése es sólo uno de los métodos “no tradicionales” para estimar la predicción sísmica. Por ejemplo, “se puede medir la altura de los desplazamientos de las fallas geológicas con rayos láser o sistemas de GPS”, confirmó el sismólogo. Y continuó enumerando: “También se pueden detectar movimientos terrestres a partir de analizar el comportamiento animal o la temperatura de las aguas subterráneas”.

El método “tradicional” por excelencia es el Gutemberg-Richter: “Se usa para medir el comportamiento sísmico histórico de la región, como las fallas geológicas de miles de años”, explicó Araujo. El especialista confirmó que aunque a partir de ese conocimiento “se puden establecer ciertas recurrencias y hasta crear un Mapa de Peligrosidad Sísmica, nunca se puede predecir con exactitud qué día, a qué hora y qué magnitud va tener un terremoto”. Todavía “los sismólogos nos encontramos en las fronteras del conocimiento teórico y técnico para avanzar hacia los pronósticos menos conocidos”, concluyó el investigador.

Informe: Mariana Seghezzo.