Sábado, 12 de junio de 2010 | Hoy
Por Pedro Lipcovich
Durante la exposición de Carmen Argibay, el aula magna de la Facultad de Derecho estaba colmada por centenares de mujeres y un solo hombre: el cronista. Así, en exclusiva, Página/12 accedió a la solución de un enigma famoso. La ministra de la Corte Suprema lo expresó mediante un apólogo:
Un caballero medieval, como condición para salvar la vida de su mejor amigo condenado a muerte, había sido conminado por el rey a contestar una pregunta: ¿qué quieren las mujeres? A diferencia de la mayoría de los hombres, supo que había alguien, una persona que tenía la respuesta. Era una bruja, vivía en el bosque. La buscó, la encontró, pero ella puso a su vez una condición: casarse con él. El caballero aceptó y la bruja le reveló la verdad: “La mujer quiere ser soberana de su destino”. El caballero transmitió la verdad a su rey –que perdonó la vida del amigo– y cumplió en casarse con la bruja. El día del casamiento, la bruja se mostró como tal: repugnante, imbancable. El la soportó y, en la noche de bodas, ¡ella se había transformado en una mujer bellísima! El se sorprendió, ella explicó: “Puedo ser bellísima durante el día y bruja de noche, o bellísima en la noche y bruja de día: ¿qué prefieres?”. Y el caballero supo contestar: “Decide tú. Porque tú eres la soberana de tu destino”.
–Muchos hombres deberían aprender esto –deseó la ministra de la Corte Suprema.
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