“Que le pongan otro nombre que marque la diferencia”, dijo el juez Félix de Igarzábal, en referencia al matrimonio entre personas del mismo sexo. De Igarzábal, titular del Juzgado Nacional en lo Civil Nº 85, fue responsable de uno de los fallos que intentó anular el segundo matrimonio argentino entre varones. Sus minutos en el Senado oscilaron entre la justificación de su decisión, el intento de mostrarse plural y la confusión de conceptos. “Me quieren convencer de que sea de River cuando soy de Boca”, graficó, para luego aplicar la metáfora deportiva al vínculo matrimonial: “Se puede elegir ser de River o de Boca”, pero “hoy se está confundiendo discriminar con el derecho a elegir (...), yo puedo elegir ser de Boca o de River, y no por eso estoy discriminando a los de San Lorenzo, ni nada por el estilo”. La ley debe “poner orden, cuando confunde la terminología no está poniendo orden”. Desde su asiento, Gómez Alsina asentía.