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Por H.C. y R.K.

Ayer, después de casi veinte días de agitada actualidad, el predio del Carmel Country Club volvió transitoriamente a relajar su cara externa y a recobrar su modo de resolver intrigas: rumiando hacia adentro. Transitoriamente, porque las inminentes detenciones anunciadas siguieron pendientes sobre el inmenso y lujoso predio de Pilar. Fuentes de la investigación revelaron que uno de los allanamientos realizados en el country –en la casa de Carmen Piazza– tuvo como base dos sospechas: se sabía que había un arma y que la dueña de casa responsabilizaba a María Marta por su divorcio. Hasta ayer por la noche no se había tomado ninguna medida. De todos modos, Página/12 tuvo acceso a otra curiosa gestión de la familia. En este caso, de Carlos Carrascosa, marido de María Marta, quien la realizó después de que el gobierno porteño presentara la denuncia contra el defuntólogo Juan Carlos March. ¿Cuál fue la gestión, considerada como “un absurdo” por fuentes oficiales? Pidió al Registro Civil que anulara el acta de defunción (por muerte natural) de su esposa. Motivos: desconocidos, aunque algunos sospechan que incinerada el acta, se hubiera hecho humo la falsedad ideológica y mucho más.
“Tengo el agrado de dirigirme a Ud.”, comienza la nota presentada por Carrascosa el 26 de diciembre pasado (aunque fue fechada el 19 de este mes) en el Registro Civil. Y continúa con léxico tribunalicio: “... en relación al asiento de la defunción de mi cónyuge, María Marta García Belsunce de Carrascosa, acaecida el 27 de octubre del año en curso, que milita en los registros de la Central de Defunciones dependiente de vuestra dirección”.
La nota de Carrascosa continúa: “A mérito de las investigaciones concernientes a la causa Nº 16.143 (5367) que gobierna el señor fiscal Diego Molina Pico, en las que se investiga el homicidio de mi conyuge, solicito al Sr. director se sirva disponer la anulación del relacionado asiento registral, en tanto las referencias allí lucientes no son cohnestables con las congregadas en el relacionado sumario judicial. Sin más”, y firma Carlos Carrascosa. Es tan curioso el pedido como su terminología. “Cohnestable”, es un apócope de cohonestable. Su significado, según el diccionario de la Real Academia Española, es paradójico: “dar apariencia de justa o razonable a una acción que no lo es”. El ejemplo que da el diccionario también es tan paradójico como su significado: “El fuerte busca razones con que cohonestar sus violencias”.
Fuera de los diccionarios pero igual de cerca del caso García Belsunce, un investigador reveló a este diario que el allanamiento realizado el viernes pasado a la casa de Carmen Piazza se desató porque “la mujer es alcohólica, es atendida por una dama de compañía que fue la que apareció en el chalet de los Carrascosa. La tenemos identificada, pero no está en la mira. Pero hay sospechas sobre Piazza porque una empleada, limpiando un ropero, descubrió un arma. Después descubrimos que era una calibre 22. Pero además, Piazza le endilgaba a (María Marta) García Belsunce su divorcio. No por pensar que había salido con el marido sino porque le llenó la cabeza”.