SOCIEDAD › NO SE REGISTRARON VICTIMAS EN LA COMUNIDAD

Argentinos que vivieron el desastre

El embajador argentino en Japón, Raúl Dejean Rodríguez, aseguró ayer que “hasta el momento no hay reportes” de compatriotas heridos por el devastador terremoto, la misma evaluación hicieron ayer desde la Cancillería argentina. Los ciudadanos de la colonia argentina, según Dejean Rodríguez, suman al menos 4500 personas. Entre ellas está Adrián de la Rosa, quien tras un día de pánico y ansiedad, encontró a su esposa Alejandra Sato y a sus hijos Angelina, de 9 años, y Valentino, de 6, en un refugio en la zona norte del país, la más afectada por el terremoto.

“Las personas que estábamos trabajando en la embajada no hemos sufrido ningún percance. Pensé que era algo más habitual, sin embargo nuestro personal japonés dijo que nunca había vivido algo de esta magnitud. Tuvimos que evacuar el edificio”, señaló ayer el diplomático, que vive en Tokio hace tres meses. El terremoto, agregó, no afectó “la parte estructural” del edificio de la embajada argentina, que tiene 18 años. “Solamente se registraron daños menores”, aseguró.

Dejean Rodríguez precisó que las autoridades japonesas “hasta el momento no recibieron notificación de argentinos afectados por el terremoto” y destacó la “disciplina” del pueblo japonés “para manejarse ante el sismo”. El Ministerio de Relaciones Exteriores expresó que a través de la embajada en Tokio “mantiene la asistencia consular y el contacto permanente con la comunidad de compatriotas residentes en Japón” y dispuso una guardia telefónica para urgencias: 0081-354207107, 0081-9040559042 o 0081-8013279416.

De la Rosa se encontraba por razones laborales en la ciudad de Kobe, a mil kilómetros del lugar donde vive con sus familiares, en una zona montañosa cercana a Sendai, una de las ciudades más afectadas. “Mi esposa me mandó un mensaje de texto y me dijo: ‘hay un terremoto tremendo, se cae todo. Te amo’”. El hombre regresó por vía terrestre al norte del país para buscarlos, ya que desconocía el paradero de su familia tras el mensaje de texto enviado por su esposa.

“Por razones laborales estaba viviendo desde hace una semana en Kobe. Me llamó el gerente general de mi trabajo y me dijo que vuelva porque había habido un terremoto muy grande”, contó De la Rosa. Y agregó: “Esto parece una guerra, es algo ilógico. He visto puentes derribados, incendios, autos volcados, fábricas incendiadas, mucho fuego, muchos incendios, casas caídas. Es tremendo, asusta. Es una cosa ilógica, es un campo de batalla y el enemigo es la naturaleza”.

Como la policía desvía el tránsito porque en la costa este no se puede avanzar, debió volver a su casa por la costa oeste. El hombre, que habló con varios medios mientras manejaba en busca del refugio donde están los suyos, dijo que “Japón es un país preparadísimo para esto” pero que “lamentablemente” le tocó sufrir el hecho “lejos” de su familia. “Espero llegar cuanto antes, aunque ahora el problema será conseguir combustible, que en el norte ya empieza a escasear”, aseguró.

Otro argentino, Vicente Brito, presidente del Argentina Fútbol Club, que existe desde el 2000 en ese país, dijo desde una localidad cercana a Tokio que “en el momento del terremoto rogó al Kamisama (nombre con que se nombra en Japón a un dios o entidad espiritual) que los saque de esto”. Brito rogó por él, su mujer y sus hijos que estaban a sólo 50 kilómetros de Tokio. “El terremoto fue muy, muy fuerte y duró casi una hora y media”, dijo el hombre, quien sin embargo, estimó que para la magnitud que tuvo el sismo, “no hubo tanta gente afectada”.

Este argentino, oriundo de Entre Ríos, vivía en Solano y Valentín Alsina, donde conoció a su esposa japonesa. Se mudaron a Japón en 1990.

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Los derrumbes e incendios prácticamente incomunicaron el país.
 
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