SOCIEDAD › SU FAMILIA DENUNCIO AMENAZAS Y DEJARIA SALTA
Hoyos no puede representarse
Finalmente Simón Hoyos terminó el día estrenando abogado. Ayer a la tarde y después de que la Justicia rechazara su propia postulación, el empresario y abogado salteño acusado de abuso contra una niña de 8 años consiguió un nuevo defensor. En tanto, su esposa y sus dos hijos denunciaron ayer que fueron amenazadas y que evaluaban dejar la provincia. Pero las novedades del caso no quedaron ahí: los abogados defensores de la madre de la niña hicieron una ampliación de la denuncia contra Hoyos. Le pidieron al juez que la investigación incluyera “corrupción de menores y privación ilegítima de la libertad”.
La mamá de la niña explicó la vinculación de la familia con el empresario del que dependían económicamente. “No puedo creer que se trate de un ser humano –dijo ayer–, me digan lo que me digan y aunque me juren sobre la Biblia no voy a aceptar explicación alguna. Lo que hizo ese hombre, el lugar donde llevó a mi hijita... No tiene perdón de Dios”. El diario El Tribuno de Salta publicó la entrevista. La mujer contó paso por paso la relación que ella, sus tíos y sus hijas mantenían como empleados del empresario. Y habló además del desenlace, esa parte de la historia por la que se presentaron los nuevos cargos.
Oscar Martínez es uno de sus abogados y quien se presentó ante el juez Luis Agüero Molina para ampliar la denuncia. “Al no cumplir con la orden de la madre –explicó– y llevar a la niña a un hotel alojamiento, Hoyos incurrió en la figura de corrupción de menor”. La figura de privación ilegítima de la libertad estaría fundada en esa misma situación. Para los abogados, los cargos existen porque el empresario retuvo a la nena en el hotel alojamiento.
Con la ampliación de la denuncia, el caso ayer dio un nuevo giro en el tribunal. Luis Agüero Molina rechazó el pedido del empresario para postularse como su propio abogado después de que su colega y amigo Marcelo Arancibia, lo abandonara por –tal como dijo– “cuestiones de principios”. Para el juez, Hoyos no podía autorrepresentarse porque estaba privado de libertad. Para evitar que el caso continuara bajo la órbita de los abogados de oficio del tribunal, su familia usó todos los recursos a mano. Al final del día se conocía el nuevo nombre: Carlos Enzo Cuellar, el nuevo abogado que desde temprano entró en funciones encargándose de la asistencia familiar. Antes de hacer la presentación formal ante la Justicia, Cuellar se reunió primero con la esposa del empresario que había recibido una serie de amenazas telefónicas. En esa comunicaciones, quien o quienes llamaron le advertía a ella y a sus hijas que “les iba a pasar lo mismo” que a la niña abusada.
Cuellar se trasformó en el vocero que trasmitió esa situación. Explicó que con las denuncias, la familia ahora pensaba en la posibilidad de abandonar la casa de Leguizamón y trasladarse a otra provincia. En los llamados anónimos, a la mujer le aseguraban que ella estaba al tanto de “todo lo que hacía su marido”. Estas amenazas los convencieron de que podrían ser víctimas de alguna represalia.