En el aeropuerto de Bariloche, que está operable desde el lunes último, funciona el primer medidor de partículas instalado en un aeropuerto del país para detectar la cantidad de cenizas volcánicas presentes en la pista. Otros dos equipos similares serán instalados en los dos aeropuertos de Buenos Aires y en el de Neuquén, anunció ayer el director de Infraestructura de ANAC, Fernando Jantus.

La presencia de ceniza volcánica en la atmósfera es detectada por el Servicio Meteorológico Nacional que, sin embargo, no tiene forma de medir su concentración en la zona cercana a los aeropuertos. Esta medida es útil para que las compañías tomen la decisión de volar o no: algunas lo hacen cuando la presencia de partículas es inferior a 2 miligramos por metro cúbico.

Antes de adquirir el equipamiento, técnicos de ANAC viajaron a Santiago de Chile, donde se usa ese instrumental para medir la contaminación ambiental. Hasta ahora, el único instrumento de medición está instalado en un Centro de Investigaciones del Ministerio de Defensa, en Villa Martelli. El aeropuerto de Bariloche quedó en condiciones de operatividad después de que se limpió a fondo la pista y se colocó un líquido aglutinante derivado de la madera sobre el pasto para que no se vuele la ceniza que allí quedó depositada. De todas maneras, la operatividad del aeropuerto está supeditada a que la acción del viento no vuelva a llevar cenizas hasta el lugar, dado que el volcán Puyehue sigue en actividad.