SOCIEDAD › LA ABUELA
“No sabía ni quién era”
- Santa Rosa de Lima es un barrio humilde, marginal, ubicado en el centro de Santa Fe, a pocas cuadras de la casa de gobierno. Muchos de sus habitantes viven gracias a un plan de jefes y jefas de hogar. El martes, cuando la ciudad se encontró invadida por el agua, Ana María Salgado, directora de una de las escuelas de la zona, se refugió con más de treinta alumnos en el techo del establecimiento. El rescate llegó a las diez de la noche, cuando el agua estaba apenas a veinte centímetros. Por las calles de Santa Rosa de Lima caminaban hombres y mujeres tratando de salvar algo de lo poco que tenían. Pero algunos no llevaban nada, sólo deambulaban perdidos. Así, como ida, llegó al centro de evacuados que funciona en el Colegio Nacional una mujer mayor, empequeñecida por el paso del tiempo. No se acordaba su nombre. “Busco a mi viejo. Fui a buscar el televisor y cuando volví, me lo habían choreado y no estaba más”, le dijo la señora, llorando, a Nélida, la maestra que la recibió. La situación es la misma para muchos santafesinos. El río Salado separó vecinos y familias. Los docentes y estudiantes, en la primera línea del cordón solidario, tratan de juntarlos. Nélida escuchó con paciencia los balbuceos de la mujer mayor, quien, sin su compañero, no sabía ni quién era. De apoco, fue saliendo del estado de shock y pudo pronunciar el nombre de su esposo. Nélida revisó el banco de datos que elaboró la Federación Universitaria del Litoral y encontró al hombre. No estaba en el Colegio Nacional, sino en otro centro cercano. Del rostro de la mujer sólo desapareció el rictus de extravío al verlo llegar sano y salvo.