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La Casa del Encuentro contabilizó con su Observatorio de Femicidios casos de “femicidios vinculados” desde el 2008. A partir de ese año y hasta 2015 se contabilizaron 10 casos de mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas junto a otra mujer joven o adulta que estaba con ellas en el momento del crimen.

Así lo hizo Rosario Silva, que en 2009, en Formosa, mató a su esposa Ramona Barrios y a su hija Romina, y luego se suicidó. Ese mismo año, en Lanús, en el conurbano bonaerense, Federico Schimpf quedó detenido por asesinar a su novia Gisela Baltasar y a su suegra, Alicia Hadad.

En Bariloche, Irene Carrasco murió a manos de su ex pareja Basilio Potansky, de 57 años, que también mató a su ex cuñada, Margarita, y luego se suicidó.

En 2010, en Monte Grande, un joven de 23 años mató a su novia de 19 y a la amiga de ella de 30, que intentó defenderla. Los nombres no se conocen, ya que la estadística de la ONG se basa en las noticias publicadas por 120 medios de comunicación.

Yamila Marczewsk trabajaba, en 2013, en una empresa privada en Misiones junto a su prima Romina Szidloski. Había denunciado a su anterior novio, Juan Benítez por amenazas de muerte, sin embargo, el hombre ingresó al trabajo de ambas y las mató, para luego suicidarse.

El mismo año, en Chaco, Juan Carlos Cacholatti se entregó a la policía luego de matar a su ex pareja, Marilín Colombo, y a su ex suegra, Eduarda.

Marisa Santos y su hija Ana de 17 vivían en Chubut y habrían sido asesinadas por la anterior pareja de la madre, Claudio Norberto Lamonega, mientras dormían, en 2014.

El 24 de noviembre de 2013, Pablo Peralta se atrincheró en la casa de su ex pareja, Silvana Eirez, a quien mantuvo cautiva junto a la hija de la mujer, Valeria Gioffre. Fingió un secuestro de 6 horas ante la policía que rodeaba la casa de San Martín, pero ya las había matado.