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Fue durante el segundo encuentro con Musa Azar, bajo la galería del edificio de Gendarmería donde está detenido desde hace casi cinco meses. La primera vez había mencionado a su ex jefe, el ex gobernador Carlos Juárez, detrás de la cadena de mandos de los que disponían entre 1975 y 1976 la detención de los futuros desaparecidos de la provincia. Esta vez habló una hora y media, con rodeos, con imprecisiones, hasta que se hizo espacio para dejar pasar sólo lo que está dispuesto a aclarar: “Oigame bien. Como en todo el país, aquí se hacían partes diarios donde se informaba qué es lo que pasaba en la provincia, a quién se lo detenía, a quién se lo buscaba, qué células estaban detectadas. Y bueno, lo manejaba el control del Ejército, no la policía”.
–¿El parte diario tenía copias?
–Sí, se mandaba uno al gobernador, uno al ministro de Gobierno, uno al jefe de guarnición y uno al jefe de policía, diariamente.
Las declaraciones del ex comisario Musa Azar son parte de su estrategia de defensa. En este momento está preso formalmente por la investigación del doble crimen de La Dársena, acusado de homicidio cuádruplemente calificado. Comenzó a hablar en los últimos quince días, cuando la Justicia ordenó la detención de su hijo y su esposa. Musa Azar supone que son “aprietes” de los Juárez, que entregan nuevas cartas para salvar al gobierno. Por eso habla. Va disparando fragmentos que profundizan la crisis del gobierno. En la entrevista habló sobre el segundo gobierno de Carlos Juárez: 1973-1976. Mencionó a detenidos políticos, una reunión con Jorge Rafael Videla y, entre otros aspectos, detalló el destino de sus cinco informes diarios.
–¿Dónde están ahora los informes?
–Pregúntele a Coloqui, que era el jefe de policía. Recibió una circular del Ministerio del Interior en la que le decían que debía quemar toda la documentación.
–¿De qué año eran? ¿Sólo de 1975?
–1976, 1975, 1974, 1973.
Musa recordó esta vez el nombre de Cristina Torres de Fornes, la delegada en Santiago del Estero de la Secretaría de Derechos Humanos. Poco antes, aseguraba no conocerla. No dijo que la secuestró y que dirigió la sesión de torturas, pero aclaró:
–Torres de Fornes, por orden del jefe de Guarnición, había que alojarla en el Penal de Mujeres. Después han venido y los han cargado en un avión y los han llevado a Villa Devoto. ¿Qué iba a hacer yo? Nada.
–¿Ahora se acuerda?
–Sí, así es. No en detalle. Si yo me acuerdo el nombre de todos. Si usted me los va diciendo, yo me acuerdo.
Entre pausa y pausa, Musa Azar instaló a Carlos Juárez en un encuentro con Videla pocos meses antes del golpe. Y él mismo presente entre los dos.
–En 1976, hemos tenido una reunión con Videla, cuando le dijo que el gobierno no va más. Que la Isabel le había ofrecido todos los ministerios a él. Videla lo llamó, no es que eran parientes como se dice. Le tenía buen concepto como gobernador de la provincia pero tenía una queja del Ejército.
En ese encuentro, Videla le estaba anunciando la cercanía del golpe:
–Cuando salimos, le dije: doctor, no lo tenga más a este jefe de policía, esto es delicado. Usted ve lo que dice el Ejército, y eso va a ser duro en la caída.