SOCIEDAD

La pesadilla de Irineo

 Por Pedro Lipcovich

“Cuando a Irineo le anunciaron su libertad, después de un año y veinte días de sufrimiento, no lo podía creer; todavía está bajo un fuerte shock”, contó Ramón Escobar, abogado de Irineo Mora Sandi. “Lo fui a buscar a la cárcel de Marcos Paz, lo llevé en mi auto hasta su casa en la calle Olimpo y, cuando llegamos, la cara se le llenó de terror: ‘¿No me vendrán a buscar otra vez?’, preguntaba.”

El abogado contó que “en la cárcel, Irineo se la pasaba llorando. Y lo maltrataban: le sacaban la ropa, los zapatos, la comida; por saberlo inocente, lo verdugueaban”.

“La pesadilla había empezado con el allanamiento, cuando la policía lo golpeó y le exigió dinero. Y, al mantenerlo preso, le destruyeron la familia: su mujer estaba embarazada en ese momento; a la hija mayor la tuvieron que mandar a Bolivia con los abuelos, porque aquí no podían mantenerla”, contó Escobar.

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