SOCIEDAD › LA RED QUE TRAIA DOMINICANAS CON AVAL DE LA EMBAJADA

El engaño que costó caro

 Por Mariana Carbajal

Las dos mujeres dominicanas que fueron explotadas sexualmente en el burdel vinculado con la desaparición y muerte de prostitutas en Mar del Plata llegaron al país traficadas por una organización con fuertes vinculaciones con la embajada y el consulado de República Dominicana en Buenos Aires. Las relaciones entre la presunta cabecilla de la banda, Máxima Pérez Matos, y los funcionarios diplomáticos fueron reveladas por Página/12 en ediciones anteriores y están siendo investigadas por la fiscalía de instrucción Nº 32 de esta capital.
El escándalo llegó a la isla caribeña semanas atrás y el gobierno de Santo Domingo se vio forzado a tomar cartas en el asunto. Pero sólo destituyó a uno de los agregados culturales de la sede diplomática, Nelson Manuel Zambrano, vinculado a la red. El embajador Cirilo Castellanos, en cambio, fue respaldado por la Cancillería de su país, a pesar de que una de las mujeres traficadas aseguró en la fiscalía Nº 32 que al poco tiempo de llegar a Buenos Aires fue “entregada” al jefe de la sede diplomática del mismo modo que otras compatriotas suyas. Las declaraciones de la muchacha fueron publicadas por Página/12 y reproducidas en medios caribeños. Para defenderse, Castellanos viajó a Santo Domingo y descalificó a este diario. “Es un periódico sensacionalista con categoría de libelo, de muy mala fama, que nadie compra”, declaró a la prensa local.
“Siempre que venían chicas nuevas, se las pasaban a él primero”, dijo la mulata en referencia al embajador Castellanos y para dar evidencias de que ella misma tuvo que acostarse con el diplomático, describió en la fiscalía cicatrices que le vio en lugares habitualmente cubiertos por ropa. Según pudo saber Página/12, a los pocos días de publicado en este diario su testimonio, la joven recibió amenazas de muerte, aunque había declarado con identidad reservada, tiene protección de la Oficina de Asistencia a la Víctima del Delito de la Procuración y fue mencionada en este diario con un nombre ficticio.
Más de media docena de mujeres declararon en la Justicia también con identidad reservada y detallaron los vínculos entre Pérez Matos y la cónsul dominicana Amanda “Chinchina” Cabral. Pérez Matos era la titular de la Asociación Mutual de Dominicanos Radicados en la Argentina, reconocida por la embajada, y titular de la sede local del PDR, el partido gobernante dominicano. Regenteaba las dos pensiones a las que eran trasladas las mulatas traficadas.
Se calcula que en los últimos años ingresaron ilegalmente más de 5000 dominicanas. Pagaban entre 1500 y 4000 dólares para venir al país. Les prometían que las esperaba un trabajo de entre 500 y 1000 pesos mensuales en casas de familia. Todo una gran mentira. Al llegar eran forzadas a ejercer la prostitución.

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