Domingo, 7 de septiembre de 2003 | Hoy
EDUARDO RODRIGUEZ DIEZ
Economista Fundación Capital
“No es bajo”
“El gasto público primario no es bajo. Este año va a estar
cerca del promedio de la convertibilidad. Por lo tanto, hicimos una simulación
en la que se demuestra que Argentina puede prometer para el 2004 un superávit
primario de 3,5 por ciento del PIB sin gran sacrificio. En el ejercicio indexamos
la recaudación por crecimiento económico y por inflación
y ajustamos el gasto primario por inflación. Así los salarios
y las jubilaciones conservan su poder adquisitivo. Lo que hacemos es licuar
el gasto en términos del Producto para llevarlo al 21,5 por ciento del
PBI en el 2006. La nuestra no es una posición dogmática. A partir
del año 2005 y 2006 habrá vencimientos importantes de préstamos
garantizados y Boden. Hay que tener en cuenta la situación social delicada,
pero también el horizonte para no caer de nuevo en default. El Gobierno
también puede apostar a aumentar la recaudación en relación
con el Producto, pero se parte de un piso alto y en la recaudación actual
hay impuestos distorsivos que van a tener que desaparecer.”
JORGE GAGGERO
Economista del Bapro y Plan Fénix
“Debe subir”
“El gasto público debe subir en el mediano plazo porque el nivel
actual es insostenible. No se puede manejar eficientemente un Estado con topes
remunerativos de 3000 mil pesos. Los altos rangos de la administración
nacional también están con salarios muy comprimidos. Algunos economistas
afirman que había un desfasaje entre las remuneraciones del sector público
y el privado que se estaría corrigiendo, pero ese argumento no resiste
un análisis serio, porque el promedio de las capacitaciones requeridas
en el sector público es superior al sector privado, pues se incluyen
médicos, maestros y profesionales de la administración. El área
previsional está aún más castigada y tiene que ser corregida
por un tema de justicia y para impulsar la demanda. En este contexto, las exigencias
de un superávit fiscal superiores al 3,5 que plantea el FMI no deben
aceptarse porquellevarían a una nueva crisis. Un superávit del
3 por ciento como propone el Gobierno implica un gran esfuerzo que puede lograrse,
pero que tampoco es conveniente para el largo plazo.”
LUIS SECCO
E conomista de Secco Consultores
“Hay que controlarlo”
“El gasto público está por debajo del nivel histórico.
La caída en términos reales ha sido muy fuerte y si la economía
crece el gasto también va a tener que crecer. Ahora bien, cuando se analiza
el perfil de solvencia fiscal de corto plazo surgen algunas consideraciones
que recomiendan el control del gasto. Durante los últimos meses la expansión
de los ingresos permitió expandir el gasto sin comprometer el superávit
primario, pero en la medida en que la recaudación deje de crecer habrá
que extremar los cuidados a no ser que la política de control de evasión
tenga efecto. Si esto último no sucede, no creo que estén dadas
las condiciones para llevar adelante una política de expansión
fuerte de la obra pública. Si Argentina quiere generar recursos para
honrar su deuda, va a tener que sostener una política muy austera en
materia de gasto. Hasta ahora en el Gobierno se visualizan ciertas inconsistencias
cuando se lanza el plan antievasión y al mismo tiempo se afirma que no
se va a tomar ninguna medida que comprometa el nivel de actividad.”
CLAUDIO LOZANO
Economista de CTA
“No es suficiente”
“El gasto público no es suficiente para resolver los problemas
sociales ni para retornar a un nivel adecuado de inversión pública.
Si se mantiene comprimido, no va a tener ningún efecto expansivo sobre
la demanda agregada. Las recomendaciones del FMI tendientes a ampliar el superávit
primario en este contexto responden exclusivamente al objetivo de los acreedores
y terminarán llevando a una nueva recesión. El Gobierno debe replantear
la lógica del Fondo para no terminar discutiendo diferentes grados de
ajuste. Debería plantearles a los organismos internacionales que refinancien
sus vencimientos para que con lo que se les paga a ellos se pueda abrir un espacio
de pago para los acreedores privados del exterior. Además debería
poner en debate la fuga de capitales para discutir la posibilidad de apropiar
impuestos sobre base de rentas de argentinos que están en el exterior.
El problema no es el gasto sino el financiamiento y tiene que ver con la incapacidad
de hacer descansar la tributación sobre aquellos que detentan capacidad
económica.”
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