BALANCE - SUPLEMENTO NO - 2010
Todavía no sabemos si fue el año en el que se enterró la década pasada, o está naciendo una nueva era. En esta producción, el NO recorre las mejores tapas de los últimos doce meses de cultura joven.
ENERO: CEMENTO CAMBIA DE CARA
Por Luis Paz
“El boliche más emblemático de la cultura rock porteña cambia de fisonomía: en poco tiempo será un garaje y galpón del gobierno porteño”, contaba la tapa del NO del 21 de enero de 2010. Una investigación sobre el entonces futuro (hoy presente) de Cemento informaba que “el lugar creado por el actualmente preso Omar Chabán será destruido, lo cual es una buena imagen de cómo arranca la década: demoliendo lugares”. Sin poder imaginarlo, el suplemento se adelantaba unos meses a la caída de un semipiso en el boliche porteño Beara, que provocó dos muertes y el cierre violento de lugares.
Cemento fue inaugurado en 1985, aún con el cemento fresco, valga el gesto de sus dueños: Chabán y su compañera, Katja Alemann. Estaba por alcanzar las dos décadas de funcionamiento cuando sucedió Cromañón. En ese tiempo cobijó a miles de músicos y generó un flujo continuo que derivó en dos generaciones completas de bandas, managers, agentes de prensa, periodistas y otros recursos humanos para el underground. “La inédita cumbre del Indio Solari y Luca Prodan cantando a dúo, Batato Barea meando en una pelela en plena performance, la propuesta pluriartística de Sumo y la Organización Negra o Ricky Espinoza azuzando a hordas de punks para que lo escupieran, son algunas de las fotos sepia que fue dejando un escenario por el que pasaron todos. O casi: Chabán siempre lamentará no haber podido convencer a Charly de tocar”, recordaba Juan Ignacio Provéndola en aquella nota reveladora.
Semilla Bucciarelli, Roberto Pettinato, Gamexane, Juliana Gattas, Mundy Epifanio y Corvata comentaron sus días en Cemento en esa edición. Y opinaron. Gamexane fue el más duro: “Chabán cometió el inmenso error de confiar en porquerías como Callejeros, que se encargaron de que el rock quede totalmente destruido y en manos de un monopolio vomitivo”. Sobre el final del artículo, se pintó la fiera imagen del hoy: “Apenas sobreviven el escenario, los camarines y alguna que otra leyenda de esas que se superponían en las paredes hasta lo ilegible. Es el triste final de una etapa inolvidable que se alimentó con esfuerzo, creatividad, descuido, complicidad, desidia, bohemia y patetismo”.
Como en el enero de 2005, después a lo sucedido en Cromañón, el NO comenzó el 2010 de luto. En su primera edición del año, aquella de la tapa acerca de Berlín (a 20 años de que tiraran abajo el Muro), el suple recordó a Sandro, a pocos días de su fallecimiento, con una suerte de manifiesto sobre su figura de padrino ausente del rock argentino. Las líneas elogiosas sobre su manera de cuidar su privacidad llegaron justo en el año en que lo privado se dividiría en dos (punto cero): la nula privacidad virtual en oposición a un mundo donde todos quieren el resguardo de su vida y sus propiedades privadas.
A la semana siguiente, la foto de tapa, sobre los 30 años de London Calling (la del stencil de los dos policías besándose), coincidió con el Día de los Enamorados; y el NO (en el cuerpo de Facundo García) reveló lo que sucede en el zaguán de los boliches, esos espacios donde la felicidad se cambia por un “vos entrás”, pero el “vos no” está siempre en la punta de la lengua. La última tapa fue sobre Flaming Lips (¡dieron el primer recital de la década!), pero también se anotició sobre el Contra de Vampire Weekend (que mostrarán acá en febrero) mientras MendoRock, Rock del Valle (en Tucumán) y La Renga (en Córdoba) federalizaban las propuestas rockeras. Ah, tocó Metallica en River. ¡Sí, esta vez fue posta!
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