NOVIEMBRE: SOBRE NéSTOR KIRCHNER
› Por Javier Aguirre
Néstor Kirchner no se ahogó en su propio vómito, ni murió a los lozanos 27 años de edad, pero su fallecimiento dio a luz a un –acaso sorpresivo– mito para la juventud. En medio de la conmoción popular y mediática (que a efectos de la efeméride sucedió a fines de octubre), el adiós al ex presidente hizo click sobre un link que parecía no funcionar hace rato: el que llevaba de la política a la juventud, a la militancia y, por extensión, al ala más progresista y comprometida de la cultura rock. Al menos esa impresión quedó tras las imágenes, acaso sorpresivas, de montones de jóvenes llorando en el sepelio del ex mandatario. Largas colas de chicos con remeras, acaso sorpresivas, con la imagen de un político, el primero que ganó una elección, acaso sorpresiva, después del “que se vayan todos” de 2001. Ese link entre la política y el rock (y/o viceversa) fue advertido por este suplemento bajo el título “RocK”, así como también –y con tantos matices de grises como los que los estudiantes de pintura hallan en la escala de Ross Pope– fue observado en revistas como RollingStone o Barcelona, en cuya tapa apareció Kirchner lookeado como Jim Morrison bajo la leyenda “Néstor not dead”.
Diez años después de que miles de jóvenes acompañaran a las grandes bandas de rock de estadios al grito antimenemista, antiduhaldista y antidelarruista de “hay que matar al presidente”, miles de jóvenes a los que se creía desbandados optaron por despedir a un ex presidente entre lágrimas. Diez años después del cenit de popularidad de Los Redondos, La Renga y La Bersuit (y de Las Manos de Filippi, autores intelectuales de las mejores piezas de rock anti-clase política), el público de rock dejó de fantasear con los justicieros magnicidas y devino en peregrinación de huérfanos desconsolados. El NO estuvo ahí y documentó esa mutación, intuyó el revival de la militancia, contabilizó stencils de Hello Kirchner, chequeó cuánto mide Bombita Rodríguez en las encuestas. Y evocó los anteriores volantazos de ese bondi (a Finisterre) cuyo recorrido va del rock argentino a la convicción política de la juventud; del peronismo psicodélico de Luis Alberto Spinetta o Emilio del Guercio a la anarquía globalifóbica de Sharly DDT o Karamelo Santo; del jauretchismo stone de Los Piojos al desencanto de Los Fabulosos Cadillacs por la ley de obediencia debida del alfonsinismo; del pacto de Olivos entre Charly García y el Carlos Menem que ya se iba, a la bendición de Andrés Calamaro al Néstor Kirchner que ya se había ido.
Algo habrá hecho para lograr que músicos y consumidores de rock cerraran filas para saludarlo, a pesar de Cromañón y a pesar de que no murió pobre, pero sí honrado... por miles de personas. ¿Habrán sido las políticas de derechos humanos? ¿Habrán sido las alusiones a la militancia de los ‘70, tan emparentadas con los primeros lustros del rock argentino? ¿O habrá sido que más que el amor los unió el espanto? Claro, la política suele oler a podrido. Y en la tele, algunas celebridades que también huelen muy feo preguntaron si los jóvenes que lloraron a Kirchner estaban pagos o eran juventudes proto-hitlerianas (los que preguntaron eso no estarían pagos, ¿no? No tendrían pensamientos proto-hitlerianos, ¿no?). Pero así como billetera mata galán, adolescente llorando a las 2 de la mañana en Plaza de Mayo mata especulación malévola de operador político.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux