Miércoles, 3 de septiembre de 2008 | Hoy
13:35 › JUICIO POR ABUSO DE MENORES
El cura Julio César Grassi declaraba esta mañana, por tercer día consecutivo, ante el tribunal de Morón, en el juicio que se le sigue por supuesta corrupción de menores y abuso deshonesto, al tiempo que el abogado de la querella Juan Pablo Gallego, lo acusó de "disfrutar mintiendo".
Gallego, además, anunció que "apenas termine" la declaración del religioso, en la que hasta el momento no hizo referencia a las acusaciones de las que es objeto, comenzarán a testimoniar sus presuntas víctimas, menores de edad cuando estaban alojados en la fundación Felices Los Niños, que dirigía Grassi.
Al igual que en las jornadas anteriores, Grassi llegó a los tribunales de Morón poco antes de las 9, pero esta vez esquivó la presencia de los periodistas e ingresó por una puerta lateral.
En esos momentos, empleados judiciales en conflicto se encontraban sobre la entrada principal y, al parecer, bloquearon el ingreso, por lo que el padre debió dirigirse hacia una puerta lateral a los tribunales.
Sin detenerse, Grassi alcanzó a asegurar que "siempre dije la verdad", ante las supuestas contradiciones entre lo que viene declarando ante los magistrados y lo que expresa a los medios.
Precisamente, Gallego, casi al mismo tiempo que ingresaba Grassi, apuntó que el religioso "se negó a hacer la pericia psiquiátrica, pero la está haciendo con ustedes", los periodistas.
"Grassi disfruta mintiendo sobre cuestiones obvias; él acusó a Susana Giménez de ser la jefa del complot que lo perjudica, pero ante ustedes miente", añadió el letrado en referencia a que el acusado, ante los periodistas, niega haber apuntado hacia la animadora televisiva.
Gallego, sobre la intervención de la querella, indicó: "le vamos a preguntar (a Grassi) qué es lo que hacía en su dormitorio, en su suite, y qué es lo que hacía en su oficina de la fundación", lugares en los que, según la acusación, mantenía contactos con menores de edad.
Llamativamente hasta ayer, Grassi llevaba siete horas de declaración sin referirse a las acusaciones de corrupción que pesan en su contra, sino a un supuesto "complot", ejecutado, por una parte, por la empresa Hard Comunication, con la que mantuvo una controversia económica, y por la periodista Miriam Lewin, quien estuvo a cargo del informe que lo incriminó en 2002.
"Hay un ánimo de victimizarse, una actuación de una persona que se burla de ustedes (los periodistas), porque esa es su personalidad; pero apenas termine con este monólogo, vamos a pedir al tribunal que empiecen (a testimoniar) las víctimas", advirtió el abogado.
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