Martes, 3 de febrero de 2009 | Hoy
19:30 › COLOMBIA
Uno de los dos helicópteros facilitados por Brasil partió por la mañana hacia un lugar no revelado en la selva del sur de Colombia, donde el ex gobernador, Alan Jara, se reunió con la senadora Piedad Córdoba, y fue trasladado hacia la localidad de Villavicencio donde se reencontró con su familia luego de 8 años de cautiverio.
El ex gobernador Alan Jara llegó esta tarde al aeropuerto de la ciudad de Villavicencio, a bordo del helicóptero que lo rescató de la selva en la zona del Guaviare, tras estar más de siete años secuestrado en poder de las FARC.
Con sombrero, un poncho blanco y jean, Jara fue el segundo en bajar de la nave, a las 15.12 locales (las 17.12 en Buenos Aires) y de inmediato se abrazó con su esposa y su hijo, que habían corrido hasta el helicóptero, según se observó en la transmisión en directo por televisoras colombianas.
Los familiares del ex mandatario abrazaron luego a la senadora Piedad Córdoba, quien estuvo al frente de la delegación que ya logró el rescate de cinco secuestrados y prevé todavía liberar el jueves al ex congresista Sigifredo López.
La senadora Córdoba aprovechó su breve encuentro con la prensa, antes de la partida de la comisión hacia la selva, para enviarle a las FARC un mensaje para que supieran "que vamos en camino hacia donde están indicando las coordenadas que es el punto de encuentro y aspiramos estar regresando en las horas de la tarde con Alan Jara a Villavicencio".
Mediante las gestiones de Córdoba tres policías y un militar fueron rescatados el domingo anterior, pese a una serie de inconvenientes que pusieron en riesgo dicha liberación. Incluso, la senadora estuvo temporalmente por fuera del proceso por decisión del presidente Alvaro Uribe, a propósito de esos problemas y ante la explosión el domingo en la noche de un coche-bomba en Cali, nordeste del país, en la que murieron dos personas y cuatro más fueron heridas.
De acuerdo al cronograma de las liberaciones, la senadora, el CICR y los pilotos de Brasil irán el jueves a Cali para desde allí salir en busca del ex diputado Sigifredo López, el último de seis rehenes que las FARC prometieron dejar en libertad.
Alan Jara, un ingeniero de 51 años liberado este martes por las FARC, fue -según contaron ex rehenes de esa guerrilla-, el responsable de que militares y policías secuestrados conservaran las ganas de vivir, a través de animadas clases de ruso e inglés que impartía en la selva colombiana.
Jara, ex gobernador del departamento (provincia) de Meta (centro) fue plagiado el 15 de junio de 2001 cuando se desplazaba en un vehículo de la Organización de Naciones Unidas (ONU) por una carretera de esa región.
Pese a que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) decidieron dividir en dos grupos a los políticos y a los militares y policías en su poder, Jara permaneció con los uniformados que imploraron a los jefes rebeldes no privarlos de sus motivadoras clases de idiomas.
Sobre una improvisada mesa, en medio de las duras condiciones del cautiverio y en las entrañas de la selva, Jara acostumbó a sentar a los uniformados en torno suyo para enseñarles inglés y ruso. Este último lo aprendió en Kiev, en la antigua Unión Soviética donde se graduó como ingeniero.
"Alan tiene una enorme pasión por la docencia pero sobre todo una fuerte convicción: que el único bien que nadie ni nada le puede robar a un ser humano es la fuerza de su pensamiento y eso lo llevó a motivar a estos muchachos y a ayudarles a sobrevivir", dijo a la AFP, Claudia Rugeles, esposa del rehén.
Através de las clases -que incluían premios imaginarios para aquellos que tuvieran mejor pronunciación o concursos de ortografía en esos idiomas- el político ayudó a los militares y a él mismo a sobrellevar el cautiverio.
En los mensajes de supervivencia que envió a su familia, Jara siempre se mostró optimista y ocultó las dolencias que le dejó el paludismo y que en varias ocasiones le impidirieron continuar con las clases.
Según la ex rehén Consuelo González, Jara "se ha constituído en el angel guardián y en el bastión moral de los militares".
"Él siempre encuentra la manera de subirles el ánimo. A ellos (militares y policías) los motiva diciéndoles que aprendan estos idiomas para que una vez recuperen la libertad sus instituciones puedan enviarlos a distintas embajadas de su país en el extranjero y esa ilusión los mantiene vivos", señaló González a la AFP.
"Todas las personas que salen del cautiverio (liberados, rescatados o por fuga) coinciden en que gracias a Alan se ahorraron mucho más dolor y que contar con él les permitió seguir con vida. Eso para mí es un gran aliciente, pero ya llegó la hora para que él venga y nos salve la vida a mi hijo y a mí", dijo su esposa esperanzada por el anuncio de la liberación del político.
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