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Por los 177 votos a favor de los conservadores y algunos centristas, y los 151 en contra de la oposición de izquierda, la cámara alta refrendó el texto consensuado por una comisión mixta de senadores y diputados, que todavía será sometido este miércoles al voto final de la Asamblea Nacional. Será el último trámite parlamentario, en una cámara con amplia mayoría gubernamental, antes de que el presidente de Francia e inspirador del texto, Nicolas Sarkozy, estampe su firma en una ley que terminará definitivamente con la jubilación a los 60 años de edad, que rige actualmente.

También se espera la resolución del recurso que los socialistas han anunciado que presentarán ante el Consejo Constitucional "en los próximos días", que más allá de motivaciones jurídicas parece responder al interés político de mantener encendida la protesta que han liderado los sindicatos. En cualquier caso, el Consejo Constitucional podría ser obligado a emitir un dictamen de urgencia que como máximo alargaría el último de los escollos de la polémica reforma hasta mediados de noviembre, según el calendario que maneja el Palacio del Elíseo, sede de la Presidencia francesa.

Entre otros cambios, el texto retrasará la edad mínima legal de jubilación de 60 a 62 años y de 65 a 67 la edad para cobrar la totalidad de la pensión, cuando no se haya cubierto el período de cotización, que ahora es de 40,5 años y pasará a 41 años en 2012.

El de hoy se trata de un "voto histórico", dijo el ministro de Trabajo, Eric Woerth, el encargado del Gobierno de defender el texto durante 16 días en la cámara alta, mientras los sindicatos aglutinaban reiteradamente en las calles y en varias convocatorias a cerca de tres millones de personas (menos de un millón, según la Policía).

No obstante, y mientras Woerth celebraba la decisión del Senado, unos dos mil estudiantes alzaban su voz contra el voto parlamentario a las puertas del hemiciclo, en una protesta a la que se sumaron decenas de miles de alumnos en pequeñas concentraciones en diversos puntos del país.