Viernes, 9 de septiembre de 2011 | Hoy
21:26 › "LEER Y ESCRIBIR ES UN DERECHO, NO UN PRIVILEGIO"
El ministro de Educación, Alberto Sileoni, anunció que, a pesar de que la Argentina tiene 4 millones de habitantes más que en 2001, "hemos logrado reducir el índice del 2,6 a 1,9 por ciento a nivel nacional, y las provincias del NEA, que tenían los porcentajes más altos, descendieron hasta el 2,5 por ciento".
La directora de Educación de Jóvenes y Adultos, Delia Méndez, por su parte, manifestó que el programa de alfabetización Encuentro "creó entre 2006 y 2011 49.838 centros en todo el país, designó 34.794 alfabetizadores y distribuyó materiales de apoyo para la enseñanza de adultos". Según los funcionarios, la reducción del analfabetismo, que bajó la barrera del 2 por ciento a nivel nacional, fue fruto de "la universalización temprana del acceso a la escuela primaria y el crecimiento de la escolarización primaria de adultos".
El informe difundido por Educación señala, además, que Chaco redujo su índice del 8 por ciento al 5,5 en los últimos diez años, Corrientes pasó del 6,5 al 4,3; Misiones del 6,2 al 4,1 y Formosa del 6 al 4,1 por ciento. En tanto, Santiago del Estero bajó del 6 al 4 por ciento; Salta del 4,7 al 3,1; y Jujuy del 4,7 al 3,1 por ciento.
Los datos extaídos del Censo 2011 señalan, además, que hubo menor impacto en provincias con menor índice de analfabetismo, como Buenos Aires, que pasó de tener 1,6 en 2001 al 1,4 por ciento en 2011, y en la Ciudad de Buenos Aires, que se mantuvo en el 0,5 por ciento.
"Mientras haya un solo analfabeto hay que seguir redoblando esfuerzos" afirmó Sileoni, y destacó como núcleos duros a "las poblaciones más aisladas, las de algunos pueblos originarios y las personas muy mayores". Argentina, agregó el ministro, está en el mismo nivel que Uruguay y Chile, entre los países latinoamericanos, mientras el resto superan el 6 por ciento.
Acerca de los desafíos que debió enfrentar la campaña de alfabetización, Sileoni reconoció que "la vergüenza es la primera gran dificultad que se encuentra". Para el ministro "hay una transmisión intrageneracional del 'no puedo, no nací para eso'. Si los abuelos, los padres y los hermanos no pudieron, nadie podrá". Y agregó que "romper con esas barreras es un proceso de emancipación: implica la toma de conciencia de que los derechos no son un privilegio sino algo que se merece", concluyó.
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