Siria "pagará un alto precio por no cumplir con sus compromisos", sentenció el ministro de Asuntos Exteriores turco, Ahmed Davutoglu, quien demandó que "el ejército sirio debe retirarse inmediatamente de las calles" para garantizar la protección de civiles. "En Siria no hay ninguna medida para protegerlos porque las fuerzas gubernamentales están en su contra", criticó.

"No es posible que los ciudadanos salgan pacíficamente a manifestarse y las fuerzas sirias disparen contra ellos", añadió el funcionario, quien insistió que "hay que poner fin a la política de represión y a la violencia cometida contra la población".

Por su parte, el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, sostuvo que "hay que hacer todo lo posible por detener el derramamiento de sangre que continúa en Siria", y confirmó que enviará a ese país un grupo de observadores para garantizar la protección de la población civil. El organismo acordó enviar 500 miembros de organizaciones árabes de los derechos humanos, de medios de comunicación y observadores militares pero, según Al Arabi, los observadores no irán hasta que se firme un protocolo de entendimiento con Damasco "que defina claramente los deberes y derechos de cada parte".

El gobierno de Al Asaad invitó el domingo a los países árabes a enviar ministros a Siria para evaluar la situación sobre el terreno y supervisar la aplicación del plan árabe para resolver la crisis, y acogió satisfactoriamente la idea de una delegación de "observadores, de expertos civiles y militares y de medios de comunicación árabes". El envío de observadores será uno de los temas abordados en la reunión de la Liga ‘rabe que se celebra este miércoles por la tarde en Rabat. Siria también pidió la celebración de una cumbre árabe sobre la crisis, pero las monarquías del Golfo se opusieron a ello.