Respaldada por los militantes kirchneristas que desde ayer realizaron una vigilia en el frente del centro médico ubicado en la localidad bonaerense de Pilar, la jefa de Estado había arribado a las 7 en el helicóptero presidencial que la trasladó desde la residencia de Olivos junto a sus hijos Máximo y Florencia.

Ayer, en su último día de actividad, Cristina recibió al vicepresidente Amado Boudou, que desde hoy y hasta el 24 de enero estará a cargo del Ejecutivo, además de a otros funcionarios y allegados, y siguió de cerca la situación en Río Negro y en Santa Cruz. Además de sus hijos, Máximo y Florencia, que permanecieron cerca de ella durante el día, también estuvieron en la quinta de Olivos el secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zanini.

Aunque se sabe que durante el día de ayer terminó de ajustar las tuercas para que durante su ausencia todo siga tal cual lo planeó, los encargados de prensa aseguraron que todas las visitas que recibió en Olivos fueron “en calidad personal”.

De no mediar ningún imprevisto, CFK pasaría unas 72 horas internada, después de lo cual pretende viajar a El Calafate para completar allí los veinte días de licencia, durante los cuales deberá ser tratada con yodo radiactivo para eliminar cualquier célula peligrosa que pueda haberse desprendido. Sin embargo, si la UMP encabezada por Luis Buonomo aconseja lo contrario, la mandataria podría aceptar pasar las primeras jornadas en Olivos para monitorear la recuperación de forma más efectiva.