El objetivo del encuentro, el segundo después del mantenido el 9 de diciembre, era limar las diferencias existentes entre Moscú y Washington respecto al conflicto sirio. Sin embargo, Brahimi, tras la conversación, señaló: "Si me preguntan si la solución está a la vuelta de la esquina, debo decir que no estoy seguro de que ése sea el caso".

Según el enviado, la reunión no logró mucho más que emitir un llamado a detener la violencia, pese a que se debatieron posibles diagramas para lograr una transición política. Las conversaciones estuvieron centradas en un plan presentado en junio por las potencias mundiales instando a iniciar un proceso que tenga como fundamento un gobierno de transición.

Estados Unidos insiste en que el primer paso debe ser la salida de Al Assad, mientras que Rusia subraya que ésa debe ser una decisión de la población siria. Brahimi, por su parte, respaldó la postura de que para la población siria haber vivido durante 40 años bajo el mismo régimen de la familia Assad era demasiado, pero no descartó que miembros del actual gobierno local pudiesen ser formar parte de un proceso de transición.

La oposición siria llamó hoy a Rusia a abandonar su postura respecto a Al Assad. "Esperamos que los rusos lleguen pronto a la misma conclusión que Brahimi y que Estados Unidos de que Al Assad no puede ser parte de la solución", apuntó el portavoz de la Coalición Nacional de los Revolucionarios Sirios y las Fuerzas Opositoras, Walid al Bunni.

Sin embargo, las declaraciones del viceministro de exteriores ruso, Bogdanov, apuntan a que Rusia no está dispuesta a cambiar su postura. "Nos dirigimos a la reunión de Ginebra para discutir todos los asuntos y confiando en la implementación del acuerdo de Ginebra sin injerir en la soberanía Siria ni en su integridad territorial o interferir en el derecho de sus pueblo a elegir a sus líderes".