La de Río fue la más masiva manifestación del Día Nacional de Lucha, convocado por los sindicatos el mes pasado, en medio de las multitudinarias manifestaciones organizadas por las redes sociales que movilizaron a más de un millón de personas durante la disputa de la Copa Confederaciones de fútbol.

El ministro de Trabajo, Manoel Dias, respondió que las demandas de los manifestantes "ya están en la agenda del gobierno". Para Dias, la reducción de la jornada laboral o la mejora de los beneficios para los jubilados son "reivindicaciones históricas" que "tienen que ser muy bien negociadas". "La presión es válida, la presión es legítima, la presencia del pueblo en la calle beneficia" la democracia, concluyó el ministro.

Aunque se han puesto de acuerdo para realizar el cuarto paro nacional en toda la historia del país, las ocho centrales sindicales convocantes llegan divididas a las protestas. Mientras la CUT, fundada en los años 80 por el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), reclama mejoras laborales pero defiende la reforma política impulsada por la presidenta Dilma Rousseff, el secretario general de Fuerza Sindical advirtió acerca del magro crecimiento económico y el aumento de la inflación, que en los últimos doce meses alcanzó el 6,7 por ciento. "¡Despierta Dilma!", reclamaban algunos carteles en la avenida principal de San Pablo, la avenida Paulista.