La tumba de Priebke fue señalada con una cruz gamada con un número, pero no aparece su nombre ni tampoco fecha alguna. Tampoco se conoce el lugar exacto para evitar que se convierte en lugar de peregrinación de neonazis. Según el diario, sólo la familia conocería esos datos.

La muerte del criminal de guerra nazi a la edad de 100 años en Roma, donde estaba bajo arresto domiciliario, desencadenó una disputa por el destino de sus restos. Tanto la capital italiana, como las localidades de Bariloche, donde vivió muchos años escondido, como la localidad de Henningsdorf, en Alemania, donde nació, le negaron la sepultura.

Priebke participó en 1944 en una de las peores matanzas nazis durante la Segunda Guerra Mundial en Italia, la llamada masacre de las Fosas Ardeatinas, en la que murieron 335 civiles. Hasta su muerte no mostró arrepentimiento alguno.