Viernes, 21 de febrero de 2014 | Hoy
20:59 › MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA
El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmó los resultados de los análisis genéticos, y la hija del dirigente peronista secuestrado el 15 de diciembre de 1976, por agentes armados que se identificaron como pertenecientes a la Policía Federal, recordó que su padre, elegido senador provincial en 1973 y consagrado por unanimidad presidente del Senado y vicegobernador de la provincia, "primero fue llevado a la Jefatura de Policía, donde ya fue visto en mal estado, luego a la Brigada de Investigaciones y finalmente trasladado al ex Arsenal de donde, según testimonios, lo sacaron en calidad de bulto para ser arrojado en el Pozo de Vargas".
"Papá está ahí", afirmó Josefina Molina, quien destacó: "No se fue a España como decían, intentaron hacerlo desaparecer, pero no pudieron". "Hoy se puede decir que se cierra el circuito por donde él estuvo", indicó la hija del dirigente, quien reafirmó su "compromiso para lograr continuidad y finalización de esta investigación".
Dardo Molina había nacido en Simoca el 24 de agosto de 1919 y había sido electo senador provincial por primera vez en 1950. Molina fue el único dirigente político tucumano que integró la comitiva que acompañó desde España, en su retorno definitivo al país, a Juan Domingo Perón en junio de 1973. Acompañó la gestión del gobernador Juri hasta el golpe de Estado de 1976.
Con su identificación ya son 12 los cuerpos individualizados en el Pozo de Vargas, un ducto de agua profundo ubicado en una finca de Tafí Viejo, donde también fue arrojado el exsenador provincial Guillermo Vargas Aignasse.
El caso Molina estaba originalmente incluido en la megacausa "Arsenales II-Jefatura II", juicio oral celebrado entre noviembre de 2012 y diciembre de 2013, en el cual el único imputado había sido Luciano Benjamín Menéndez, exjefe del III Cuerpo del Ejército, pero cuando éste fue separado del proceso, la causa cayó. El expediente sumó ahora nuevos imputados y podría llegar a juicio durante este año.
"Hay mucha gente que va al Pozo de Vargas para dejar banderas y fotos de sus seres queridos desaparecidos porque en el fondo uno necesita el duelo, pero el duelo no es un papel donde se confirma todo lo que uno supone que sucedió", advirtió Josefina Molina, quien se comprometió a "acompañar hasta que termine la investigación".
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