Al cabo de más de dos meses de movilización, primero de los estudiantes y luego de los sindicatos, 62% de los franceses consideran justificada la jornada de acción del martes, según demostraron los sondeos.

Esta jornada de protestas se produce luego del mensaje por televisión del presidente Chirac, el viernes, anunciando la promulgación de la ley con la recomendación de no aplicarla, y consagrando de facto la suspensión del Contrato de Primer Empleo (CPE).

El lunes, el ministro del Trabajo, Jean-Louis Borloo, escribió a las federaciones patronales para "recomendarles'', en atención a una "seguridad jurídica", que no firmaran contratos de tipo CPE antes de la votación de la nueva ley.

Ilustrando esta insólita situación, el diario Libération de este martes se refería en su portada a la protesta nacional, llamando al CPE "Cortejos Para un Entierro". Mientras tanto, la mayoría parlamentaria de derechas, dirigida por el ministro del Interior y presidente del partido de gobierno UMP (Unión por un Movimiento Popular), Nicolas Sarkozy, trataba de asociar a los sindicatos en la elaboración de un nuevo texto.

De todas maneras, están programadas unas 195 manifestaciones en toda Francia y hay llamados a la huelga en el sector público y privado. Las organizaciones sindicales quieren mantener la presión con el objetivo de igualar o superar el récord histórico de movilización del 28 de marzo, cuando entre uno y tres millones de personas manifestaron en las calles, según las fuentes.

Para el público, los problemas deberían manifestarse sobre todo en la escuela y en los transportes, sin que por lo tanto se vislumbre una paralización total. Los estudiantes, tanto universitarios como de secundaria son partidarios de una "huelga general prolongable". A nivel del transporte áereo, se prevén serias perturbaciones y esta mañana en Toulouse (suroeste), un 30% de los vuelos fueron anulados.

Además de la función pública, numerosos sectores más se verán afectados, como los correos y las telecomunicaciones, la prensa (algunos diarios no aparecerán este martes) los bancos, la electricidad y el gas, el comercio y la metalurgia. En París a mediodía, una conferencia de prensa de todas las centrales sindicales francesas, con la participación del secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos, John Monks, será el preámbulo de la gran manifestación de la capital que debe comenzar a las 14H30 locales (12H30 GMT).

También este martes se conocerá la composición del grupo parlamentario del partido UMP que, bajo al dirección del ministro del Interior Nicolas Sarkozy, debería llevar las negociaciones "sin temas tabú", a las que fueron invitados los sindicatos.

El lunes, el presidente Jacques Chirac sostuvo que la elaboración del proyecto de ley debía hacerse "en total coherencia" con el gobierno. Atendiendo a esta sugerencia, este martes el primer ministro Dominique de Villepin, promotor del suspendido CPE, y su ministro del Interior, enconados rivales para la postulación presidencial de 2007, deben tener un almuerzo de trabajo.

Para los sindicatos, una de las cuestiones esenciales es la participación en la jornada de este martes, que determinará la fuerza con la que concurrirán a eventuales futuras negociaciones con el gobierno. Para el gobierno la tarea ahora consiste en recuperar la confianza de los sindicatos y establecer el diálogo con ellos.

Jean-Claude Mailly, el secretario general de Fuerza Obrera (FO), una de las principales centrales sindicales nacionales, dijo que "la claridad supone que haya una derogación del CPE". Asimismo, François Chérèque, el secretario general del sindicato CFDT, dijo que quiere garantías de que el CPE no será aplicado, y Bernard Thibault, su homólogo de la CGT, el sindicato más poderoso de Francia, afirmó que el retiro del CPE no es negociable y que espera que las manifestaciones lo hundan definitivamente.

Fuente: AFP