El incidente se produjo cerca de las 8.15 en la estación Ramos Mejía y provocó momentos de tensión que hizo sobrevolar el fantasma de la jornada de violencia del 2 de noviembre último, cuando dos formaciones y la histórica estación Haedo terminaron en llamas, y dos patrulleros y varios comercios aledaños destruidos.

Todo comenzó cuando un convoy que se dirigía a la terminal de Once, con cientos de pasajeros y en hora pico de ingreso laboral, quedó detenido unos 20 minutos en Ramos Mejía por desperfectos en el sistema de frenos.

Gustavo Gago, vocero de la empresa Trenes de Buenos Aires (TBA), concesionaria del Sarmiento, señaló que ese problema "motivó también que la otra formación que se encontraba detrás quedara detenida entre las estaciones de Ramos Mejía y Haedo".

TBA y fuentes policiales coincidieron al relatar que cuando la primera formación continuó viaje, el segundo tren arribó a la estación de Ramos Mejía donde descendieron varios pasajeros que molestos por el retraso lo atacaron a piedrazos.

La policía debió implementar un operativo de seguridad en los andenes que termino cuando los iracundos pasajeros abordaron otras formaciones y continuaron viaje a Once. Gago explicó a esta agencia que "a raíz del ataque sufrieron roturas de vidrios una formación diferencial, que cubre recorrido entre las estaciones de Castelar y Puerto Madero, y el convoy que

se encontraba detenido en la estación". "El estallido de los vidrios de una de las ventanas -dijo Gago- provocó cortes en la cara -heridas de carácter leve- a un pasajero que fue asistido al llegar a la terminal de Once y, tras ser dado de alta, se fue a trabajar".

Como el problema técnico con el tren ocupó una de las vías el servicio tuvo que operar con una vía alterna, y el servicio tuvo en las horas siguientes demoras de unos 10 minutos.

Cuando se produjeron los incidentes con los pasajeros reflotó el fantasma de lo ocurrido en Haedo del año pasado, cuando pasajeros atacaron a una formación por las demoras pero entonces la situación se descontroló, al punto que la estación terminó en llamas, al igual que dos trenes, y varios comercios destruidos. En esa ocasión se produjeron 30 heridos y un centenar de detenidos. El gobierno culpó de los incidentes a activistas de un sector disidente a la autoridad gremial de la Unión Ferroviaria y a infiltrados entre los usuarios.

Fuente: DyN