Citados por el fiscal federal Horacio Salman, el jueves próximo declararán el ex secretario personal del malogrado obispo, Aurelio "Alilo" Ortiz, y el médico forense Enzo Herrera Páez, quien trabajando para la dictadura militar hizo la autopsia sobre el cuerpo del religioso fallecido, unas horas después de su deceso.

El viernes será el turno de Arturo Pinto, un ex cura de Aimogasta que ahora vive en Formosa y abandonó la vida religiosa. Pinto, quien ya declaró anteriormente y ahora formalizará nuevos detalles, viajaba en la camioneta manejada por Angelelli cuando regresaba de Chamical a la capital provincial con los resultados de su investigación del secuestro y asesinato de los sacerdotes Carlos Murias y Gabriel Longueville, ocurridos d¡as antes.

En el paraje Punta de los Llanos el vehículo fue encerrado por un Peugeot 404 claro, con cuatro individuos a bordo, que lo hicieron volcar, por lo que el caso de su muerte fue cerrado como un accidente vial. "Angelelli Enrique, sobre investigación de homicidio" es una de las 300 causas reactivadas o abierta en el último semestre, tras la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, que lograron parar la persecución penal durante 18 años.

El objetivo de impunidad fue logrado parcialmente dado que, aunque el juez provincial Aldo Morales estableció en junio de 1986 que la muerte del obispo fue producto de "un crimen fríamente preparado" y no de un accidente, aún hoy no hay imputados por el hecho.

La justicia federal debe dirimir además una controversia pericial, ya que los informes realizados en agosto de 1976 por la justicia provincial determinaron que el obispo murió por golpes en la cabeza, y eso fue adjudicado al vuelco. Pero pericias posteriores ordenadas por la Cámara Federal de Córdoba establecieron que las heridas no eran incompatibles con lesiones producidas con un objeto contundente, luego de haber sido arrastrado fuera del rodado.

"La investigación no se hace ahora sobre un hecho aislado, sino en un marco contextual adecuado", dijo una fuente judicial, dando así por sentado que los asesinatos en pocos días de los dos sacerdotes, de un laico de la diócesis y del obispo, formaron parte del mismo hecho.

También incluyen en el episodio las amenazas que el jefe de la base aérea de Chamical, comodoro Lázaro Aguirre, profirió públicamente y un comentario que el jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, hizo ante los obispos Raúl Primatesta y Vicente Zaspe días antes de la muerte de Angelelli: "El que debe cuidarse es él".

Fuente: Télam