Fuentes de la familia dijeron que los hermanos de Eduardo Córdoba, vendedor de la revista "Hecho en Buenos Aires", pidieron a la jueza de instrucción Guillermina Martínez que requiera a la seccional la lista del personal que se encontraba en funciones el día en que murió el joven y los dos días siguientes.

También reclamaron que se remita al juzgado una descripción de las armas que tenía cada efectivo y, en caso de que haya indicios acerca de la participación de alguno de ellos, se envíen al juzgado sus legajos.

Por medio de la abogada Mabel Colalongo, los hermanos de Córdoba -quienes aguardan ser aceptados como querellantes en la causa- también ofrecieron tres testigos que podrían colaborar con la investigación.

Según declaró ante la jueza un joven que es testigo clave del caso, cerca de las 2:30 del 22 de abril, él y Córdoba viajaban en un colectivo de la línea 76 y el vendedor mantuvo una pelea con el chofer, lo que derivó en que éste optara por llevarlos a ambos a la seccional 36.

Al llegar al frente de la comisaría, el testigo aseguró que él salió por la ventanilla y fue detenido, mientras que Córdoba quedó arriba del colectivo y el chofer les dijo a los policías: "Háganlo mierda porque él también es una bosta".

Según la versión policial, Córdoba y el otro joven intentaron asaltar a mano armada al conductor y cuando éste se dirigió hasta la seccional, el vendedor se resistió a tiros y murió en el hospital Penna a raíz de un balazo.

Desde la fuerza también aseguraron que en poder de Córdoba se secuestró un revólver.

Si bien el caso comenzó a investigarse como robo, luego la jueza Martínez le tomó declaración al médico que hizo la autopsia, quien aseguró que Córdoba murió de un balazo que le ingresó por la espalda y le salió por el pecho.

En razón de ello, el jueves último fue detenido un oficial subinspector de la seccional 36 y la familia de la víctima pidió que la causa se recaratule como "homicidio calificado por condición de miembro de una fuerza de seguridad".