Martes, 2 de octubre de 2007 | Hoy
00:00 › KIM JONG IL Y ROH MOO-HYUN SE REUNIERON EN LA SEGUNDA CUMBRE INTERCOREANA EN MáS DE MEDIO SIGLO
El presidente norcoreano Kim Jong Il recibió hoy imprevistamente aunque con escaso entusiasmo a su par surcoreano, Roh Moo-Hyun, en Pyongyang, mientras una orquestada multitud vitoreaba el inicio de la segunda cumbre de las dos Coreas desde su división tras llamada Guerra de Corea.
La recepción ofreció un marcado contraste con la primera cumbre de 2000, cuando Kim saludó al entonces presidente surcoreano Kim Dae-jung con sonrisas y estrechó fuertemente sus dos manos en un emotivo momento que suavizó la imagen mundial del enigmático y huraño hombre fuerte de Corea del Norte.
Esta vez, Kim se mostró parco e impasible, y de tanto en tanto, mientras caminaba lento, aplaudía tímidamente para arengar a las miles de personas que presenciaron la ceremonia de bienvenida al aire libre y que agitaban flores de papel coloradas y rosas.
El presidente surcoreano, en cambio, parecía mostrar sumo gusto y deleite con el esperado momento, y saludaba con la mano y sonreía ampliamente mientras pasaba revista a una guardia militar de honor norcoreana que portraba rifles con bayonetas.
La presencia de Kim en la recepción en la capital norcoreana causó sorpresa, ya que estaba agendado que Roh fuera recibido por un funcionario de menor rango, informó la agencia DPA.
El encuentro de 12 minutos fue la única reunión conocida de la jornada entre ambos líderes, que tienen previsto inciar sus conversaciones oficiales recién mañana.
Más tarde, en una cena presidida por Kim Yong-Nam, el presidente surcoreano instó a sus vecinos a dejar atrás su histórico legado de desconfianza y enemistad.
"Depende de nosotros si podemos jugar un rol destacado en el establecimiento de un nuevo orden de paz en el noreste de Asia.
Sacudamos todos los sentimientos de desconfianza y tendamos puentes sobre la brecha de hostilidad que heredamos del pasado, lo más pronto posible", señaló Roh en la comida.
Roh dijo antes de viajar que el fin de su visita era fomentar la paz entre el Norte comunista y el Sur capitalista, que permanecen técnicamente en guerra desde que la Guerra de Corea culminó con un armisticio y no con el correspondiente tratado de paz, en 1953, tres años después del inicio de las hostilidades.
Pero Roh no dio ninguna precisión sobre lo que propondrá ni sobre lo que pedirá a cambio, lo que generó críticas de la oposición conservadora surcoreana de que la cumbre fue concertada por el mandatario para dejar al menos algún legado que sobreviva a su impopular gestión cuando esta toque su fin, en febrero.
Los que cuestionaron el encuentro también dijeron que ambos líderes buscaban que la cumbre mejore las perspectivas de algún candidato liberal en las elecciones presidenciales de diciembre en Corea del Sur. La oposición conservadora, que tiene una posición más dura hacia Corea del Norte, encabeza holgadamente los sondeos.
Además, cualquier declaración a la que los líderes lleguen sobre la Guerra de Corea será meramente simbólica, ya que Estados Unidos y China también deberían firmar un eventual acuerdo de paz en su caracter de ex beligerantes de ese mismo conflicto.
Mucho más temprano, durante el viaje en ruta desde Seúl, Roh se bajó de su vehículo y se convirtió en el primer líder coreano en cruzar a pie la frontera entre ambos países, último símbolo de la Guerra Fría y la más militarizada del mundo, custodiada por un millón de soldados.
La cumbre de esta semana, que seguirá hasta el jueves, llega un año después de que Corea del Norte realizó su primera prueba de una bomba atómica, medida que unificó el rechazo de la oposición mundial al gobierno comunista.
Pero el ensayo nuclear de alguna manera moderó la postura de línea dura de Estados Unidos hacia Pyongyang, con quien también permanece técnicamente en estado de guerra.
En julio, Corea del Norte cerró el único de sus reactores en el que procesaba combustibles para bombas atómicas y acordó desmantelar sus arsenales nucleares para antes de fin de año.
La entusiasta visita de Roh también generó fricciones con Estados Unidos, que dijo creer que el mejoramiento de las relaciones entre ambas Coreas deberían estar más atado a los progresos en el desarme nuclear norcoreano.
En este sentido, Washington se manifestó escéptico de los resultados que pueda arrojar la cumbre.
"Ciertamente no esperamos que estas discusiones intercoreanas cambien las realidades básicas sobre el terreno", dijo ayer el vocero del Departamento de Estado norteamericano, Tom Casey.
Fuente: Télam
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