La nueva Constitución, con la que el presidente Rafael Correa pretende instaurar en Ecuador el "socialismo del siglo XXI", es calificada por el oficialismo como "democrática y solidaria", y rechazada por la oposición, que la juzga "hiperpresidencialista".

La nueva Constitución, debatida y redactada durante ocho meses por la Asamblea Constituyente, tendrá una masiva campaña a favor por parte del gobierno a través de medios de prensa, difusión de impresos y afiches, apoyo de los ministerios y toda la estructura del partido oficialista Acuerdo País a nivel nacional.

El oficialismo prepara además para el 23 de agosto en Quito una gran concentración a favor del sí, en la que espera contar con la participación de al menos unas 60.000 personas, entre ellas militantes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador y el partido Pachakutik, que apoyan a la nueva Constitución pero critican al gobierno.

Si bien la campaña para el referendo comienza formalmente hoy, la ley ya fue criticada por la Iglesia católica por "inconsecuencias" en temas como el aborto, la familia, la educación y la libertad religiosa.

La oposición, dispersa y sin un partido líder, afirma que la nueva Constitución busca establecer "un poder totalitario" y hasta una "monarquía" en el país, como la calificó el partido Sociedad Patriótica, del derrocado ex presidente Lucio Gutiérrez.

Otros grupos de tendencia de izquierda, como Polo Democrático, apuntarán su campaña por el voto nulo porque, dicen, en el gobierno "existen grupos mafiosos" y corruptos.

Según un último sondeo de la encuestadora Santiago Pérez, por el sí votaría 47 por ciento, por el no 29 por ciento, en blanco 13 por ciento y nulos 11 por ciento.

Un total de 9,7 millones de ecuatorianos estarán habilitados para votar el 28 de septiembre, y la opción más votada deberá obtener el 51 por ciento de los votos para ser considerada triunfadora.