Miércoles, 13 de agosto de 2008 | Hoy
DEPORTES › JAVIER CASTRILLI RENUNCIó A SU CARGO DE SUBSECRETARIO
No sintonizaba con el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, que quiere prorrogarles a los clubes el plazo para poner butacas en los estadios. “No tiene sentido seguir –dijo el ex árbitro–. Estoy en desacuerdo con la prórroga.”
Por Facundo Martínez
Como lo hizo en 1998, luego de participar y de embolsar los 45 mil dólares que le dejó el Mundial de Francia, cuando decidió abandonar el arbitraje impulsado por sus propias denuncias sobre corrupción en el Colegio de Arbitros de la AFA, el Sheriff Javier Castrilli volvió a renunciar ayer, esta vez a su cargo como subsecretario de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos, en desacuerdo con las políticas adoptadas para el área por el ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández.
“Nosotros asumimos en 2003 y con el tiempo surgieron diferencias. No tiene sentido seguir. Presenté un proyecto para que en un estadio todos los simpatizantes estén sentados y estoy en desacuerdo con la medida que tomó el Gobierno de extenderles a los clubes el plazo para poner las butacas”, argumentó ayer el ex funcionario.
La segunda prórroga otorgada a los clubes de Primera para realizar las reformas correspondientes vencía hoy y Castrilli no tenía en mente otorgar una nueva ni mucho menos que ésta venciera en agosto de 2009, como pretendían los clubes. Precisamente, lo que terminó de empujar al ex árbitro internacional a la renuncia fue el acuerdo logrado entre el ministro Fernández y los dirigentes de los seis clubes porteños que juegan en Primera (Boca, River, San Lorenzo, Huracán, Vélez y Argentinos) para extender el plazo establecido.
“Los dirigentes pusieron argumentos variados, como económicos y culturales, para solicitar una nueva prórroga. Yo no estoy de acuerdo y lo más saludable es que renuncie”, justificó Castrilli, cuyo desempeño como funcionario público fue blanco reiterado de críticas de distintos sectores. “Siempre prioricé garantizar la seguridad de los espectadores dentro de un estadio de fútbol”, destacó el ex árbitro a modo de balance de su gestión.
Castrilli había saltado del arbitraje a la función pública en el 2000, de la mano del ex ministro Gustavo Beliz, con quien militaba en Nueva Dirigencia. Ese año se convirtió en secretario de Seguridad en el Deporte de la provincia de Buenos Aires, durante el gobierno de Carlos Ruckauf. De allí pasó a la Subsecretaría de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos, cuando ésta se creó, en 2003.
Entre sus medidas se recuerda una más por insólita que por eficiente: en 2004, luego de un superclásico disputado en la Bombonera en el que no se produjeron incidentes, decidió prohibir la presencia de hinchas visitantes en los dos superclásicos inmediatos, por las semifinales de la Copa Libertadores, aquella recordada definición que, en los penales, logró Boca en el Monumental ante el silencio espectral de todos los espectadores.
Como árbitro, Castrilli se hizo notar en 1992, cuando tras alcanzar la Primera, sacó chapa de Sheriff al expulsar en cancha de River, frente a Newell’s, a cuatro jugadores del entonces equipo de Daniel Passarella.
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