"El asunto está claro hoy", dijo el primer ministro socialista, Giorgos Papandreu, en el Parlamento en una intervención cargada de tensión. "No lo permitiremos. Haremos todo lo posible por que el país no quiebre", agregó el premier griego.

En el proceso de ratificación del paquete íntegro, los parlamentarios darán su nombre al emitir su voto y debido a la cómoda mayoría que tiene el oficialismo, se descuenta que el programa de ajuste sea aprobado.

Tras la votación están previstos más debates en torno a artículos puntuales del texto, en los cuales los partidos políticos fundamentarán su posición en torno a los distintos puntos.

El programa de recortes es una condición para recibir la ayuda de 110.000 millones de euros del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de los países de la eurozona.

Anoche, varios manifestantes volvieron a salir a las calles para protestar contra las medidas de ahorro de 30.000 millones de euros en los próximos tres años, afirmando que el ajuste lo terminarían pagando los trabajadores que ninguna responsabilidad tuvieron en el descalabro económico griego.

Para evitar más disturbios como los de ayer, que dejaron un trágico saldo de tres muertos, la dirección de policía de Atenas pidió refuerzos de las provincias, por lo que casi 2.500 efectivos adicionales llegaron a la capital, según informó la radio estatal.

Por otro lado, miembros de los dos principales sindicatos del país, el Sindicato de Trabajadores Públicos (ADEDY) y la Confederacion General Obrera de Grecia (GSEE) del ámbito privado, tienen previsto realizar protestas esta tarde en la céntrica plaza de Sintagma.