UNIVERSIDAD

Denuncia + interna + campaña porteña = pandemónium en la UNQ

La Universidad de Quilmes atraviesa una seria crisis tras la denuncia por discriminación que formuló un vicerrector. Los argumentos del rector Villar y la postura de los profesores.

Una disputa de poder muy poco académica en medio de la campaña por la Jefatura de Gobierno porteña desembocó en una denuncia por discriminación: con esos tres ingredientes, bien mezclados, se preparó la feroz crisis que hoy vive la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), donde estudian más de 5 mil alumnos. El rector de esa casa de estudios, Julio Villar, le pidió la renuncia a uno de sus vicerrectores, Mariano Narodowski, asesor en educación del candidato Mauricio Macri. Argumentó que entre ellos median “proyectos antagónicos e inconciliables”. En plena campaña electoral, y de la mano del mismo Macri, Narodowski denunció ayer ante el Ministerio del Interior que fue discriminado por sus ideas políticas. Por su parte, la mayoría de los profesores de la UNQ no se quieren ver comprometidos por el escandalete: acusó tanto al rector como a sus vicerrectores de protagonizar “una sorda disputa palaciega” por lograr espacios de poder en la universidad.
El conflicto estalló el jueves pasado, cuando el diario El Sol, de Quilmes, publicó un artículo donde se incluían declaraciones del rector de la UNQ en las que Narodowski era considerado actor de “una contraofensiva de la extrema derecha que planea y sueña una universidad elitista”. Figuraba también esta apreciación: “(Con Narodowski) ha habido hasta ahora una convivencia tranquila por lo que esta universidad es y promueve, pero verdaderamente creo que debería irse de la universidad pública”. La publicación y el pedido de renuncia provocaron revuelo en la universidad creada en 1989. Los cinco vicerrectores que integran junto al rector el gobierno de la casa de estudios, hicieron causa común con su colega y se plantaron frente a Villar con el argumento de que se oponen a “cualquier discriminación”.
La disputa parecía destinada a conmover a la Universidad de Quilmes y sus alrededores, pero el equipo publicitario de Macri descubrió en ella una oportunidad de campaña. Ayer Narodowski fue con el candidato de Compromiso para el Cambio a la Rosada, donde presentaron una denuncia por “discriminación política e ideológica” contra Villar. La presentación se tramitará en el Instituto Nacional contra la Discriminación y la Xenofobia (Inadi). “La discriminación no es de izquierda ni de derecha: es discriminación –dijo Narodowski–. No se puede discriminar por una cuestión de ideas políticas.” El propio Macri aprovechó la oportunidad para asegurar que se estaba produciendo “una persecución” en contra suya y de su equipo (ver aparte).
“Nunca ejercí ni ejerceré la discriminación contra docente alguno en el ámbito de su ejercicio profesional –respondió Villar, en un mensaje difundido en la universidad–. Sin embargo, me reservo el derecho de opinar sobre el accionar de quienes deberían ser mis colaboradores en el gobierno de la UNQ.” El argumento del rector distingue entre las funciones de Narodowski: su cargo de vicerrector y su rol como profesor. Apuntó al primero, pero aclaró que eso no conlleva su alejamiento como docente. Villar recordó que el estatuto universitario fija que los vicerrectores son colaboradores que “ejercen las tareas que les encomienda el rector en el ámbito de su competencia” (en el caso de Narodowski, el área es la de Investigaciones). “Si las posiciones de estos auxiliares difieren de las sustentadas por el rector, aquellos deben resignar sus cargos en pro de la coherencia en el gobierno... Insisto. Esto no es discriminación ni intolerancia. Sólo acciones tendientes a asegurar la unidad de conducción en las políticas”, agregó Villar.
Los profesores de la UNQ consultados por Página/12 estimaron que detrás del conflicto subyace una pelea por la sucesión del Rectorado, que quedará vacante en 2004, cuando Villar complete su tercer mandato en curso. “Todo esto no fue un rayo en cielo sereno –comentó un docente–. Villar había dicho que este era su último mandato, pero parece que ahora estaba cambiando de idea. Y eso reabrió la disputa de poder y produjo una crisis interna enorme. La universidad es un pandemónium.”
Hasta ayer unos 50 profesores (sobre una planta de 80 concursados) habían firmado una carta abierta: “Es inconcebible, en la historia fecunda de la UNQ, comprender esta crisis sin advertir que la afirmación del rector es un emergente de un modo de construcción y consolidación de espacios de poder que ha sido crecientemente endogámico, discrecional, insensible y sectario. Es imprescindible subrayar que éstas son características comunes al conjunto de la conducción actual de la universidad”. Uno de los profesores firmantes, Ernesto López, dijo a este diario: “Este conflicto palaciego se ha consumido las posibilidades que tenía esta gestión. Y esto incluye al rector y a los vicerrectores. Habrá que encontrar las vías institucionales menos traumáticas para salir de la crisis”. Otro de los profesores, Marcelo Saín, añadió: “Los docentes estamos contra un estilo de conducción cerrada y muy poco transparente, en la que tienen una enorme responsabilidad todos los vicerrectores, entre ellos Narodowski”.
Ayer mismo, el rector Villar comunicó su decisión: “Quiero dejar en claro que haré mías las decisiones de los claustros, poniendo a su disposición los instrumentos que el estatuto me otorga para resolver esta crisis institucional”.

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Julio Villar (der.): a los 76 años cumple su tercer período consecutivo como rector de la UNQ.
 
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