Después de estar tomada durante tres semanas por estudiantes, sus padres y docentes, la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini podría volver a la actividad normal desde mañana, si es que hoy –como se presume– la comunidad del colegio decide aceptar un acta acuerdo que las partes en conflicto vienen negociando con el rectorado de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

La protesta comenzó el 23 de mayo, el mismo miércoles en que el titular de la UBA, Rubén Hallú, nombraba al contador Juan Carlos Viegas como rector del Carlos Pellegrini. A los pocos días, el rechazo a esa designación se traducía en una toma de la escuela –que hoy continúa– con dictado parcial de clases, medida sostenida por el centro de estudiantes, el gremio docente AGD, la comisión no docente y grupos de padres.

Con varias idas y vueltas, llegaron a cinco las reuniones convocadas por el rectorado en las que se negociaron y acercaron posiciones. Hoy, en diferentes asambleas, los alumnos, los docentes, los padres y los trabajadores del Pellegrini resolverán si sellan el acuerdo, levantan la toma y, finalmente, dejan entrar y asumir su cargo a Viegas, ex vicedecano de Ciencias Económicas.

Fuentes estudiantiles aseguraron ayer que es “casi segura la aceptación bajo protesta del acta de la UBA”, aunque “la firma del acuerdo no va a significar el fin del conflicto”. A pesar de que el rectorado cedió en casi todos los puntos que pedían, el único que calificó de “innegociable” fue la designación de Viegas como autoridad de la escuela. Por eso no dudaron en advertir que “Viegas seguramente va a asumir, pero va a tener que estar preparado para todo lo que va a venir”.

Algunos de los puntos que estarían por ser acordados son: la creación de órganos colegiados (consejos directivos) con atribuciones resolutivas; la preservación del proyecto pedagógico de las escuelas medias de la UBA (en el caso del Pellegrini esto implicaría un compromiso de no tender a un perfil técnico contable); la elaboración de un proyecto de carrera docente; la titularización de los docentes a partir de cierta antigüedad mínima (hoy la mayoría son interinos), y el pase a planta permanente de los no docentes con más de un año de permanencia en el cargo.