Cinco candidatos se oponen al intento de reelección de Abraham Gak en la Escuela Carlos Pellegrini: Juan Carlos Viegas, Norberto Larocca, Rubén Helouani y Marcelo Roitbarg (todos profesores de Ciencias Económicas) y Juan Esturo (docente del colegio). Página/12 dialogó con Viegas, ex vicedecano de la facultad que busca recuperar su influencia en la escuela.

–¿Por qué se postula?

–Porque es un gran desafío y porque, desde mi actividad en la UBA, me ha tocado vivir una etapa en que hubo importantes reformas en el sistema educativo y eso me permitió observar muchos problemas no resueltos, las dificultades que tienen los alumnos cuando salen de la escuela y quieren entrar en la universidad. La escuela universitaria representa un modelo que puede ser tomado como base para ir hacia un sistema más equitativo.

–¿Cuál sería entonces la misión de la escuela?

–La escuela debería mejorar sensiblemente la articulación entre la educación media y la universitaria. La UBA puede dar ese ejemplo. Y, por otro lado, la escuela no tiene como único objetivo llevar a los alumnos a una carrera universitaria. También tiene que mostrarles opciones a los que no tienen vocación universitaria. Esos alumnos deben salir de la escuela con la posibilidad de desarrollarse en el mercado de trabajo.

–¿Cuál es su proyecto?

–En principio, validar esas dos misiones, lo cual también implica fortalecer la relación de la escuela con la universidad. Habría que plantear un análisis y una revisión de la currícula, en un proceso dinámico. Y habría que terminar con un debate sin sentido: las ciencias económicas son ciencias sociales. La Escuela Carlos Pellegrini ha tenido durante toda su historia un fuerte sesgo en el estudio de la economía. A la economía se la confunde con contabilidad y no es sólo eso. No estamos pensando en que todos los estudiantes vayan a seguir una carrera de Económicas. La idea es tener una escuela con identidad propia, sin que eso limite a los alumnos a los que les interesen otras áreas. No tendría sentido hacer eso.

–Algunos padres han expresado cierto temor por posibles cambios en la orientación de la escuela.

–Los padres tienen razón en estar preocupados, porque no saben cuál va a ser la visión del futuro rector. Si me toca a mí, los voy a llamar para que podamos hablar y conocernos, sé que ellos envían a la escuela lo más importante de sus vidas. Lo que hagamos lo vamos a hacer juntos, entre todos los miembros de la escuela, dialogando y dando un ejemplo de madurez, porque estamos hablando de un ámbito muy delicado como es la formación de adolescentes.