El corazón de Leonardo Favio, un horno donde se cuecen sus películas, trabaja con método de computadora. En sus archivos conviven pacíficamente, como en el mejor ordenador, el Che Guevara con San Martín y Severino Di Giovanni, a la espera de que les llegue el turno de pasar al celuloide. Mientras tanto, no pierden la paciencia. Saben que sólo es cuestión de tiempo. A Gatica le llevó diecisiete años y ahora está allí, camino a Estados Unidos y dispuesto a vengarse en Hollywood de la gloria que los norteamericanos le arrebataron en el Madison Square Garden.

–Usted declaró que le gustaría filmar la vida del Che en coproducción con capitales norteamericanos. ¿Cree que en Estados Unidos puede interesar la historia de Ernesto Guevara?

–Creo que Guevara está en todo el mundo. En Europa lo ves hasta en los puentes y en las camisas. Está en el corazón de la gente. Es parte del historial de la humanidad y está insertado en los ideales de la juventud. El pueblo norteamericano es muy sensible a todo eso. Por eso ha reaccionado como lo hizo frente a las guerras injustas. Los jóvenes de Estados Unidos son maravillosos. Nosotros podemos estar en beligerancia en algunos aspectos con algunos gobiernos yanquis, pero su pueblo es maravilloso como todos los pueblos del mundo.