Todos los años, para esta época, miles de alumnos cumplen un ritual establecido hace muchísimo tiempo: la promesa de fidelidad a la bandera.

También en los cuarteles y establecimientos militares, los soldados hacen un juramento similar.

Desde hace casi un siglo reconocemos y reverenciamos a los símbolos que representan a la Nación. Prometemos o juramos respetarlos y defenderlos.

Pero no son más ni menos que eso: símbolos. Son colores o melodías, o versos cantados o cintas prendidas a las solapas.

Es muy fácil apropiarse de los símbolos. Quienes eventualmente a través de golpes sediciosos se apoderaron de ellos, dijeron representar a la Patria y con esa consigna arrasaron cualquier oposición, cualquier disidencia.

Los símbolos sólo tienen significado cuando se integran con nuestros sentimientos, con nuestra historia, con los hombres y mujeres que han hecho este país, con la defensa de sus instituciones y con el respeto a sus habitantes.

El símbolo bandera nacional va, entonces, inseparablemente unido al concepto de libertad y de democracia.

¿No será hora de que, además de las promesas y juramentos de fidelidad a la bandera, se agregue también la promesa y el juramento de cumplir y hacer respetar la Constitución Nacional?

Dr. Roberto Nelson Bugallo (h)

D.N.I. Nº 10.105.360