Miércoles, 16 de mayo de 2007 | Hoy
Científicos de la NASA captaron a través del telescopio Hubble un anillo de materia oscura a 5000 millones de años luz de la Tierra. Se trata de la materia más misteriosa del universo.
Por Federico Kukso
Por definición, es invisible, o lo que es lo mismo, inobservable simplemente porque no emite luz visible, ni ningún otro tipo de radiación (infrarroja, ultravioleta, radio, etc.). Y aun así se encarga diariamente de permanecer, inamovible, en el terreno del misterio: la materia oscura –esa “cosa” que nadie sabe bien qué es, pero que supera seis veces el stock de materia ordinaria del universo– continúa siendo uno de los enigmas más intrincados y empecinados de la astronomía moderna. Aunque de a poco se va mostrando tal cual es ante los telescopios cada vez más colosales, cada vez más ambiciosos del mundo: se la describió teóricamente, se la cartografió con coloridos mapas virtuales y ahora un grupo de científicos de la NASA asegura haber hallado la prueba más tangible de su existencia al detectar a través del telescopio espacial Hubble un anillo de materia oscura de 2,6 millones de años luz de diámetro enclavado en torno de un cúmulo de galaxias a 5000 millones de años luz de la Tierra.
Los astrónomos conocen la materia oscura desde 1933, cuando era tan sólo una hipótesis planteada por el astrofísico suizo Fritz Zwicky, a quien los cálculos mucho no le cerraban cada vez que medía la masa de ciertas galaxias y las velocidades a las cuales se movían. Algo estaba interfiriendo con sus cuentas. Fue ahí cuando Zwicky propuso la existencia de otra materia, cuyos efectos gravitatorios explicarían el desfasaje numérico.
El misterio continuó incluso cuando se quiso de una vez por todas determinar de qué estaba (y está) hecho el universo. Y para la sorpresa de muchos se estimó que casi un 90 por ciento de él es invisible. Tan sólo estudiando los efectos gravitacionales que produce la cantidad total de materia ordinaria existente, se deduce que hay por lo menos seis veces más materia incapaz de ser observada a simple vista. Y como si fuera poco, la existencia de materia oscura explicaría cómo ciertos cúmulos de galaxias se mantienen unidos y resolvería también varias inconsistencias en la teoría del Big Bang.
Desde entonces los astrónomos se arriesgan y lanzan definiciones y teorías una tras otra para esclarecer la identidad y composición de esta materia de oscuro nombre: desde ínfimas partículas (como las llamadas WIMP o weakly interacting massive particles), otras llamadas “axiones” o “neutralinos”, hasta objetos de porte planetario, que deambularían por las zonas marginales de las galaxias (los Macho por massive compact halo objects, u “objetos del Halo Galáctico Compactos y Masivos”).
Lo cierto es que cada descubrimiento es un paso más, un nuevo salto hacia la certeza. “Esta es la primera vez que hemos detectado materia oscura con una estructura única, diferente al gas y a las galaxias que forman los cúmulos”, explicó Myungkook James Lee (Universidad Johns Hopkins), miembro del equipo de astrónomos de la agencia espacial estadounidense que hizo el descubrimiento mientras dirigían la vista hacia el cúmulo “Cl 0024+17”, ubicado a cinco mil millones de años luz de la Tierra en dirección a la constelación de Piscis. Sin ver directamente la materia oscura en cuestión –porque la materia oscura no se deja ver–, los astrónomos infirieron su presencia al observar cómo su gravedad curva la luz de las galaxias más lejanas, actuando de “lente gravitacional”.
El anillo de materia oscura en cuestión se estaría expandiendo desde un choque cósmico que se dio entre dos supercúmulos de galaxias. Las simulaciones hechas por computadora de esta región del espacio muestran que cuando ocurren este tipo de colisiones en las que, como en este caso, intervienen unos 200 mil millones de soles, la materia oscura explota de tal manera que forma una estructura esférica-anular, separándose notoriamente de la materia ordinaria. Eso sí: el choque no sería reciente sino que habría ocurrido hace unos dos mil millones de años.
Lo curioso es que más allá de ser un ingrediente misterioso e importante del universo (formaría alrededor de 22 por ciento del cosmos, contra sólo el 4 por ciento que corresponde a la materia visible; el restante 74 por ciento está constituido por otra oscuridad, la “energía oscura”), la materia oscura desempeñaría un rol fundamental en el futuro de todo lo existente. Ocurre que si la materia total (visible y no visible) del universo supera en algún momento cierto límite crítico, su propia fuerza de gravedad podría frenar la expansión del universo que arrancó hace 13.700 millones de años con el Big Bang. Así, algún día, el universo podría frenarse e iniciar una contracción (Big Crunch) hasta que todo se condense en un punto pequeño, denso y caliente. Por el contrario, si la materia total no alcanza tal límite crítico, el universo se expandiría por siempre. Ahí está la razón por la cual a la materia oscura habría que observarla cada vez con un poco más de respeto.
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